Las obras de reurbanización del centro histórico, tras tres largos años, ya han terminado, pero los problemas tienen cuerda para rato. Los comerciantes y vecinos ya sospechaban que Bloc-Centristes, que antes gobernaba con el PSPV y ahora lo hace con el PP, estaba decidido a dar el paso de la peatonalización integral del casco antiguo. Esto supone cerrar al tráfico e impedir aparcar en la plaza Celestino Pons y la calle Sor Maria Gallart, que son las que rodean el Mercado Municipal. Los vendedores del mercado y los comerciantes del centro histórico rechazan esta propuestas pues consideran que el Mercado es la locomotora que ahora debe tirar de los negocios de este núcleo urbano. Y advierten que sin aparcamiento no hay clientes.

La peatonalización de estas calles parece que para el gobierno local ya no admite discusión. Los bancos de piedra que se han colocado en Celestino Pons y el hecho de que, tras acabarse las obras, los accesos sigan bloqueados con palés de materiales con el claro propósito de impedir la entrada de vehículos, constatan que eso de aparcar en la puerta del Mercado para cargar la compra se ha acabado.

Nueva Jávea, partido que está en la oposición junto al PSPV, también incidió ayer en que la peatonalización total es un desastre para el comercio del núcleo antiguo. "De no aplicar de inmediato un plan de revitalización, que incluya el aparcamiento de la plaza Celestino Pons, el Mercado Municipal, el comercio y la restauración del casco histórico han firmado su sentencia de muerte", advirtió el concejal de Nueva Jávea, Paco Catalá.

Este edil abundó en que el Mercado tiene que ofrecer la misma comodidad que las grandes superficies y dijo que, después de tres años de obras, se imponen medidas excepcionales para recuperar la clientela perdida. Abogó, además, por el retorno al núcleo antiguo del tradicional mercadillo de los jueves. Los comerciantes también confiaban en que el mercadillo volviera ya al centro histórico. Si antes de iniciarse el proyecto de reurbanización del casco antiguo y las rondas y la construcción de los aparcamientos subterráneos, el mercadillo estaba en la plaza de la Constitución, ahora se pretendía que los puestos regresaran a esta plaza, pero también a las de Marina Alta (Correos), Mercado y l'Església. Esta iniciativa debía suponer otro empujón para que los negocios del centro histórico remontaran el vuelo. Sin embargo, los vendedores no lo ven tan claro.