Ximo Puig se convirtió ayer en el primer presidente de la Generalitat que visitaba el Jardí de l'Albarda, un símbolo en la recuperación de la jardinería mediterránea autóctona. «Sí, es una maravilla», convino Puig tras recorrer junto a Enrique Montoliu, presidente de Fundem (el jardín pertenece a esta fundación), de cabo a rabo esta finca de Pedreguer que se asoma al Montgó. L'Albarda alberga en sus casi 6 hectáreas más de 700 especies de flora autóctona. Una de ellas es el «roure valencià» que, aunque parecido a la carrasca, se diferencia de ella en que es de hoja caduca. Montoliu también mostró a Puig los gallipatos, un peculiar tritón (anfibio) europeo.