«Está fuera de control. El fuego se ha enganchado en una pineda muy densa y, con este viento, no vamos a poder hacernos con él». Uno de los bomberos que luchaba contra las llamas ya se mostraba pesimista cuando, alrededor de las 20 horas, el fuego empezaba a amenazar las casas de Cansalades Park. El incendio no avanzaba de forma homogénea. De repente, las pinadas próximas a Pinosol, una enorme urbanización de Xàbia, también empezaron a humear. Y enseguida las pinos se prendieron como cerillas y ardieron a toda velocidad.

«Nos han evacuado y hemos tenido que salir a toda prisa de la zona de Cansalades. Pero nos han metido en un camino que no tiene salida. Hay un atasco de miedo», comentaron una pareja de jubilados, atrapados en la fila de coches que salía de las urbanizaciones desalojadas.

«Las llamas han llegado a nuestra casa cuando creíamos que ya había pasado el peligro», indicó un residente británico de Cansalades Park. «La montaña era un infierno», remató.

Al instituto Antoni Llidó, llegaron los desalojados a cuentagotas. A medianoche, había unos 50. «La gente prefiere quedarse lo más cerca posible de sus casas. Todos tememos que hoy, cuando podamos regresar, sólo encontremos cenizas», indicó uno de los evacuados que sí acudió al instituto.

El fuego, al cierre de esta edición, aparte de cercar casas, ya había hecho mucho camino por el monte público de la Granadella. Avanzaba en dirección este y, si el viento seguía soplando con la fuerza que lo hizo toda la tarde, cuando hoy salga el sol, ya estará en los acantilados. El desastre en las casas y urbanizaciones será total. Y la montaña virgen, la gran masa forestal de Xàbia y uno de los parajes de más valor natural del litoral de la Comunidad Valenciana, amanecerá arrasada.

Todos los vecinos de Xàbia, que ya han vivido un puñado de terribles incendios, pasaron una noche de gran preocupación. El ayuntamiento recibió una avalancha de peticiones de vecinos que querían colaborar como voluntarios. El consistorio les pidió que no se acercaran a curiosear y que dejaran que las fuerzas de extinción trabajaran.

La Cruz Roja colaboró en los desalojos y proporcionó mascarillas a los vecinos que podían sufrir problemas respiratorios. También coordinó la asitencia a los desalojados que hicieron noche en el instituto.

Los peores fuegos, en septiembre

El inicio de septiembre es un momento muy crítico en Xàbia en cuanto a incendios. Hace dos años, también en septiembre, ardió la Plana del Montgó y el cabo de Sant Antoni. El municipio perdió una de sus grandes masas verdes. Mientras, en septiembre del año 2000, otro pavoroso incendio en la Granadella arrasó 500 hectáreas. Los pirómanos aprovechan que, tras los meses de julio y agosto, los de más riesgo de incendios forestales, aunque no se baje la guardia, sí se respira un poco con alivio. Además, siempre eligen días de fuerte viento. Miran el parte del tiempo y buscan hacer el mayor daño posible.