El empresario Pedro Soliveres Cabrera, fundador en 1963 de la empresa VAPF y pionero del urbanismo residencial en la Marina Alta, falleció ayer a los 83 años de edad en su pueblo natal, Benissa. El funeral se oficiará mañana, a las 12 horas, en la iglesia de la Purissima Xiqueta.

Soliveres puso en marcha en los años 60 una máquina de relojería. Sus contactos con un relojero alemán de Düsseldorf, al que hizo su socio, le abrieron el potentísimo mercado germano. El empresario de Benissa fue un pionero del turismo residencial que ha transformado la fisonomía y la sociedad de la Marina Alta.

Su empresa ha construido y vendido más de 8.000 casas. Es de las más potentes de la Comunitat. Superó sin problemas la crisis del ladrillo. Pedro Soliveres, ya retirado, seguía como presidente de honor del Grupo VAPF.

En los primeros años, los principales clientes de la VAPF fueron las familias alemanas. La empresa ha desarrollado grandes urbanizaciones como la de la Cumbre del Sol, en el Poble Nou de Benitatxell; Maryvilla y la Canuta, en la ladera de Toix de Calp; Balcón al Mar, Tossal y Mar Azul, en el cabo de la Nau y la Barraca de Xàbia, o Buenavista y Montemar, en Benissa.

En sus inicios, este grupo inmobiliario se benefició de la manga ancha que mostraban los ayuntamientos con el pujante negocio de la construcción. También chocó con el rechazo de los incipientes movimientos ecologistas (las protestas en la Cumbre del Sol fueron sonadas).

Con todo, no se puede negar la vista de este empresario para anticipar el «boom» del turismo residencial y la llegada a la Marina Alta de jubilados y familias europeas.