Las berenjenas se han convertido en un misterio en Xàbia. Unos desconocidos realizan con bastante asiduidad (unas veinte veces ya en el último año) una esotérica ofrenda en uno de los accesos laterales al cementerio de Xàbia. Junto a la cancela de hierro (es una puerta de servicio) dejan berenjenas y velas. A más de un vecino que pasa por la tapia norte del camposanto ya le ha llamado la atención la presencia de las hortalizas. Las últimas se han depositado hace muy poco. Mantienen el lustre propio de haber sido recolectadas en los últimos días.

El propósito exacto del ritual es todavía un misterio. Quienes dejan las berenjenas junto a la puerta del cementerio (siempre, eso sí, en el exterior) podrían realizar simplemente una ofrenda a los muertos o practicar algún tipo de hechicería. Es evidente, eso está claro, que no se trata de ningún rito satánico. A los vecinos que han encontrado las berenjenas les ha causado sorpresa, pero no temor. Sea el ritual que sea, intuyen que no hay detrás ni magia negra, ni brujería, ni nada demasiado retorcido.

Las berenjenas tienen, de siempre, vida más allá de la cocina. Son de la familia de las solanáceas, es decir, que están emparentadas con la belladona, la mandrágora y el beleño, plantas con más pedigrí en el herbolario esotérico. Pero de casta le viene el resabio mistérico a la humilde berenjena. El extraño ritual ha llegado al cementerio de Xàbia. Por la puerta de atrás, eso sí.