El sector náutico se esfuerza en demostrar que su actividad es compatible con la preservación del litoral de acantilados y calas que se extiende entre la playa del Arenal de Xàbia y el Cap d´Or de Moraira. El Ministerio de Medio Ambiente está a punto de publicar la propuesta del LIC (Lugar de Interés Comunitario) Marina Alta, que protegerá esta costa de gran valor ecológico y paisajístico. Su gran tesoro son las tupidas praderas de posidonia oceánica. Y la náutica deportiva se ha afanado en dejar claro que este litoral dista un mundo del de Formentera, donde sí hay fondeos masivos y las anclas de los yates abren surcos de destrucción en las praderas de plantas marinas.

Tres empresas de amarres deportivos, Marina Nou Fontana de Xàbia, la Marina de Dénia y el Portet también de Dénia, han encargado a la empresa Oceansnell, especializada en estudios ambientales marinos, un estudio sobre el impacto de la náutica en los fondos marinos del nuevo LIC. En la investigación también ha participado César Bordehore, profesor del departamento de Ecología de la Universidad de Alicante.

Ricardo Burriel, de Marina Nou Fontana, explicó ayer que en las reuniones sobre el LIC «parecía que la náutica fuéramos los enemigos». Precisó que este estudio trata de contrarrestar «estereotipos negativos». «Estamos a pocas semanas de que el ministerio haga público el LIC y queremos evitar perjuicios irreparables», sostuvo. El sector náutico se pone la venda antes de la herida y asevera que no hay motivos objetivos para restringir la navegación de recreo.

Burriel dijo que eligieron a la consultora Oceansnell porque estudio la incidencia de los fondeos en Formentera y sí detectó allí que estaban dañando la posidonia. «Buscamos a los enemigos», indicó para dejar claro que no querían que se hiciera una investigación que les diera la razón porque sí.

La investigación localiza tres grandes zonas de fondeo en Xàbia: la de la Cala Blanca y la Sardinera, el Cap Negre y la comprendida entre l´Illa del Descobridor (Ambolo) y la Granadella. El biólogo Vicente Tasso, de Oceansnell, advirtió de que una diferencia importante con Formentera es que en la Marina Alta la mayor parte de las embarcaciones son de pequeñas esloras (un 71 % de menos de 10 metros y un 91 % de menos de 13). El ancla se arrastra menos. Además, el hecho de que los fondos sean más rocosos también ayuda a fijar mejor el ancla. Señaló que con 21 fotografías tomadas con satélite entre abril y noviembre contaron un máximo de 155 embarcaciones fondeadas de forma simultánea (fue un 6 de agosto). Sin embargo, esta cifra contrasta con los 4.043 amarres que suman los puertos deportivos y clubes náuticos de la Marina Alta. Y al litoral de la Sardinera, Cap Negre, Ambolo y Granadella, el de más tirón de turismo náutico, también llegan barcos de puertos deportivos de otras comarcas.

El biólogo destacó que el plan de balizamiento de Xàbia está de momento bastante bien dimensionado y facilita que la mayoría de las embarcaciones, en lugar de tirar el ancla, amarren en boyas ecológicas.

Tanto Tasso como Bordehore aseguraron que las praderas de posidonia oceánica del ámbito del futuro LIC de la Marina Alta presentan un estado de conservación «estable y bueno o muy bueno». El experto universitario matizó que la presencia de fertilizantes y fosfatos en los vertidos de aguas depuradas al mar en la costa entre Dénia y Oliva (4.000 toneladas al año de nitratos) sí que debilita mucho las praderas de posidonia.

Otra diferencia importante con Formentera es que allí abundan los fondeos nocturnos mientras que a la Marina Alta esa moda todavía no ha llegado. En la isla, hay más yates de lujo de grandes esloras y aquí predominan las barcas más modestas, más de domingueros.