A sus 87 años, Hermanfrid Schubart mantiene la ilusión de aquel arqueólogo que con 27 años recorría España en un Wolkswagen «escarabajo». Bajaba de Calatayud a Almería y ya atisbó una montaña clave en su trayectoria, el Montgó. En 1960, inició junto a Domingo Fletcher, del Servicio de Investigaciones Prehistóricas de València, el estudio del yacimiento de l´Alt de Benimaquia. Schubart pertenecía al Instituto Arqueológico Alemán, que tiene sede en Madrid (también en El Cairo, Teherán o Lisboa). Los arqueólogos esperaron ese año el permiso para excavar. Mientras, el investigador alemán dibujó el plano del poblado fortificado del siglo VI a. C. Su recreación de las murallas y las seis torres es absolutamente fidedigna. Las excavaciones que los dos arqueólogos citados realizaron en 1961 así lo confirmaron.

El arqueólogo alemán recibió ayer un homenaje en la bodega de les Freses, en Jesús Pobre, que ha recuperado la tradición ancestral de fermentar el vino en ánforas. Allí, a los pies del Montgó, Schubart rememoró las excavaciones en l´Alt de Benimaquia y en el Pico del Águila, del siglo III a. C. Subrayó que junto a su esposa y su familia (tiene 6 hijos y 20 nietos) ha regresado a esa montaña mágica. Tiene casa en Moraira y vislumbra ese macizo que históricamente ha funcionado como hito en el Mediterráneo.

El investigador se declaró emocionado por el homenaje. «Ha sido fantástico. Mi hijo me dijo: ´irán cuatro´. Y está lleno y han venido los alcaldes de Dénia y Jesús Pobre y numerosos colegas arqueólogos».

Advirtió que los yacimientos del Montgó tuvieron influencias fenicias que llegaron por el Mediterráneo, por Cerdeña e Ibiza. Y lanzó una reflexión que resonó con brutal actualidad: «La costa no es una frontera. Es una invitación a entrar».

Schubart demostró, además, una tremenda humildad cuando reconoció que no fue él quien descubrió que l´Alt de Benimaquia albergaba lagares y originó la viticultura en el siglo VI a. C. en el mundo ibérico. «Ese mérito es de Carlos Gómez Bellard y de los arqueólogos que excavaron entre 1989 y 1992».

Al arqueólogo alemán se le acercó Joaquim Bolufer, director del Museo Soler Blasco de Xàbia, y le dijo que en la Plana Justa, también en el Montgó, hallaron un fragmento de cerámica ática (griega). A Schubart se le iluminó la mirada. «Eso me hubiera gustado encontrar a mí», admitió. Y se reafirmó en la idea de que el Montgó tiene desde antiguo el poder de atraer influencias y culturas.