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Cuando Jesús Pobre fue Mongolia

Los trabajadores del «caserío» decidieron en 1936 cambiar el nombre religioso a un pueblo conocido hasta el siglo XVIII como Benissadeví

La dictadura franquista borró del mapa Mongolia. Le hizo la cruz. El topónimo estuvo vigente durante tres años. Hoy está olvidado. Los historiadores y la archivera de Dénia, Rosa Seser, lo recuerdan, por supuesto. Han encontrado referencias en la documentación de aquellos duros años de la Guerra Civil. Pero ni siquiera los vecinos de Jesús Pobre saben que su pueblo se llamó Mongolia. El nombre estaba inspirado, es evidente, en el Montgó. Jesús Pobre es el pueblo más arrimado a esta montaña de la Marina Alta.

El topónimo nació el 1 de diciembre de 1936. Los trabajadores (labradores en su mayoría) del «caserío» de Jesús Pobre se reunieron en asamblea y decidieron que ya era hora de sacudirle las connotaciones religiosas a su pueblo. La II República defendía el laicismo, la democracia y la libertad. Las instituciones públicas debían desligarse de la Iglesia. Y, en Jesús Pobre, se lo tomaron al pie de la letra. Esos trabajadores empezaron a proponer nombres. Y el que más les convenció fue el de Mongolia. El Montgó les dio luz.

Un historiador también indica que el topónimo también pudo ser una suerte de homenaje a la República Popular de Mongolia, fundada en 1924 y que colectivizó la ganadería y expropió las tierras de la nobleza y el clero. Parece un poco peregrino que el nombre llegara de tan lejos. Pero nunca se sabe.

El Comité de Defensa de la República de Dénia (Jesús Pobre es ahora una entidad local menor que depende de esta ciudad, pero entonces era una aldea) dio cuenta del cambio de nombre el 3 de diciembre. Empezaba la aventura de Mongolia. El topónimo tuvo uso social. En los cuadernos escolares de la época (el Arxiu de Dénia cuenta con una excelente colección donada por Josep Fornés Costa), los alumnos encabezaban las redacciones con la fecha y el nuevo nombre de su pueblo. También figura en el documento oficial por el que se entrega al alcalde pedáneo, Juan Fornés Pons, el convento confiscado entonces a la Iglesia.

No era, sin embargo, la primera vez que este pequeño pueblo cambiaba de topónimo. El original fue Benissadeví. Las resonancias árabes son evidentes. Con la expulsión en 1609 de los moriscos, la aldea declinó y quedó reducida a una alquería. Pero en una referencia documental de 1735 todavía aparece el nombre de Benissadeví.

El Pare Pere cambió la historia de este caserío y hasta su nombre. Recibió el encargo divino de fundar aquí una ermita y un hospicio. El predicador afirmaba que esa revelación le llegó en el Montgó. El 24 de mayo de 1649 fundó el convento franciscano bajo la advocación de Jesús Pobre.

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