Unas cincuenta embarcaciones de recreo «tomaron» el domingo la costa del Tangó de Xàbia, tramo que forma parte de la Reserva de Interés Pesquero del Cap de Sant Antoni. Solo una decena se enganchó a las boyas ecológicas de amarre. El resto echó el ancla. Y lo hizo sobre una de las praderas de posidonia oceánica más tupidas y valiosas del litoral de la Marina Alta. Este jardín submarino se aprecia con claridad desde la senda que lleva hasta la última cala, en la que todavía se aprecian los vestigios de la histórica plataforma de salvamento de náufragos construida en 1899.

Está prohibido fondear sobre la posidonia. Además, este litoral está protegido. El decreto del 13 de febrero de 2015 por el que el Gobierno valenciano regulaba los usos en la reserva marina del Cap de Sant Antoni dejaba claro que el fondeo de embarcaciones está prohibido.

Además, en los puertos y clubes náuticos hay paneles en los que se indica la delimitación de este espacio marino protegido y se subraya que no se permite echar el ancla.

Los fondeos en este tramo del Tangó han ido a más en los últimos veranos. Las embarcaciones arrojan el ancla muy cerca de tierra. Los turistas que van a bordo se lanzan al agua y alcanzan a nado las antaño recoletas y solitarias calas. Las pocas boyas de amarre marcan también el límite que no deben traspasar las barcas. Pero tampoco ese balizamiento se respeta.

Mientras que en otros puntos del litoral xabienc, como la Sardinera y la Cala Blanca (la ensenada de fondeo masivo), sí crece la conciencia ecológica y los navegantes, si no hallan una boya de amarre libre, arrojan el ancla en fondos marinos en los que no hay posidonia, aquí esa regla no se respeta. Las embarcaciones son de pequeñas esloras y no llevan anclas de gran peso, que causarían más daño a las praderas. Con todo, sí se ve flotando hojas de esta planta marina segadas por los fondeos.

En estas aguas, las autoridades han preferido informar y concienciar antes que sancionar. En las Balears, sí que se multa por arrojar el ancla sobre la posidonia.

La cala que pintó Joaquín Sorolla, repleta de bañistas

La cala del litoral del Tangó de Xàbia más apartada (la senda es complicada), inmortalizada por Joaquín Sorolla en su lienzo de 1905 «Niños bañándose entre rocas», ha dejado de ser un paraíso a trasmano. La náutica de recreo invade estas aguas. Los turistas llegan a nado a esta calita antaño secreta. Trepan hasta la vieja plataforma del tangón (una pasarela para el rescate de náufragos) y se lanzan al mar.