La bahía del Portitxol de Xàbia es un inmenso yacimiento arqueológico. Ha funcionado como fondeadero natural desde el siglo VIII antes de Cristo. Las embarcaciones echaban el ancha al socaire del Cap Prim y el Cap Negre. Ahora el Portitxol es un museo vivo (y sumergido) de arqueología subacuática.

Los arqueólogos Jordi Blazquez y Alejandro Pérez (son los que han realizado las inmersiones) y el director del Museo Soler Blasco de Xàbia, Joaquim Bolufer, desvelaron ayer los primeros resultados del proyecto de arqueología subacuática del Portitxol. Los investigadores han documentado más de 23 anclas y han localizado casi 40. Están convencidos de que hay muchas más.

Las tres más antiguas, de época fenicia, son líticas (de piedra). Las hay romanas, de época andalusí (muy singulares ya que los brazos están invertidos) y de la edad media y moderna (de galeones y fragatas). Las líticas, que están muy mimetizadas en el fondo marino, datan de hace 2.000 años. Las más recientes, de hace 500. Los arqueólogos también han hallado ánforas y piezas de cerámica. Una de las más sobresalientes es un plato griego del siglo VI a. de C. con decoración de bajorrelieves.

Los arqueólogos han geolocalizado todos los hallazgos. Las coordenadas se las han pasado a los expertos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, quienes velan para que no se produzcan expolios. Estos especialistas del GEAS (ayer estuvieron en Xàbia el cabo primero Ángel Montero y el brigada Antonio García) colaboraron en la extracción del cepo de plomo de un ancla romana. Estaba muy a la vista y era una tentación para los piratas del patrimonio.

Los arqueólogos coincidieron en que la cantidad de hallazgos en el Portitxol es «impresionante». Este litoral, en el que hay improntas de posibles pecios (barcos hundidos), es de los que más riqueza arqueológica atesora en la Comunitat Valenciana.

El proyecto de investigación aspira a concienciar y a difundir estos vestigios sumergidos. Se crearán rutas de buceo y también se recrearán de forma virtual los hallazgos y así, sin desplazarlos ni un milímetro del fondo marino en el que reposan, se podrán mostrar en el Museo Soler Blasco de Xàbia.

Al mismo tiempo, se concienciará sobre la importancia de preservar estos fondos marinos (por su valor arqueológico y natural). Los arqueólogos ya advirtieron ayer de que incluso los cepos de las anclas, de plomo y hierro, son extremadamente frágiles y basta intentar levantarlos para que se partan.

Mientras, el buceador Roberto García, que conoce estos fondos marinos como la palma de la mano y ha colaborado en la investigación, dijo ayer que 25 años atrás «había muchas más piezas arqueológicas». «Hay que concienciar para salvar todo lo que queda».