«Estoy aquí por él. Pensé que no lo contaba. Ahora necesito darle las gracias cara a cara y recompensarle de alguna forma». Álex, de 39 años, ya ha recibido el alta hospitalaria y se recupera en casa de su expareja (la suya ha quedó destrozada por las llamas) de las quemaduras en una mano, en la cara y en el esófago. «Me desperté sobresaltado. Los vecinos daban golpes en la puerta. No sabía qué pasaba. Todo estaba negro y no podía respirar por el denso humo», rememoró ayer.

Afirma que llegó a pensar que no sobreviviría. Se levantó como pudo (está enfermo y se ayuda de un andador para caminar) y se dirigió hacia el balcón. Al agarrarse con una mano se la quemó. «La persiana estaba ardiendo». «De repente apareció esta persona. Me cargó sobre su espalda como si él fuera Papá Noel y yo un saco. Estoy en deuda con él. Me ha salvado la vida. Cuando me restablezca quiero buscarlo».