Se acabó el todo gratis en las calas de Xàbia. En el verano de 2017, el ayuntamiento, gobernado por el PSPV, decidió poner freno al caos de coches en la Granadella. Colocó una barrera en el inicio de la carretera que baja a la playa. Limitó la entrada de vehículos. Y puso en marcha un autobús gratuito (luego apostó por el «trenet» turístico, que es más pintoresco) para que los bañistas se olvidaran del coche.

Ahora el consistorio da valor a las calas de la Granadella y la Barraca (en esta última se colocó la barrera el pasado verano). Valor contante y sonante. Cobrará por aparcar en este litoral. La intención es que la tasa pueda aplicarse ya este verano. Pero el alcalde, José Chulvi, y sus concejales se han vuelto a la fuerza muy cautos en los plazos de todos los procesos administrativos. Han escarmentado después de que, por citar sólo un ejemplo, el pasado año no pudieran contratar el «trenet» de la Granadella hasta agosto.

Pero el trámite de las tarifas en la Granadella y la Barraca está ya en marcha. El ayuntamiento abrirá en estos días la preceptiva consulta pública. Los vecinos expresarán su opinión sobre la «nueva» ordenanza de tráfico que incluirá las tarifas de aparcamiento en las calas. La consulta pública se colgará en la web municipal y estará activa durante diez días.

La tasa busca «repartir entre residentes y usuarios» el coste de regular el acceso de coches a este bello litoral y del «trenet» turístico gratuito. Hasta ahora a los «usuarios», que en estas calas suelen ser bañistas que hacen una escapada de un día, les salía todo gratis. Mientras, los vecinos, que son los que pagan impuestos en Xàbia, cargaban con el gasto de poner fin al caos de tráfico en la Granadella y la Barraca. El gobierno local se ha devanado los sesos para que fuera más equitativo sostener una regulación imprescindible para el turismo sostenible y para preservar el valor natural y paisajístico de estas calas. Los bañistas se mojarán con la tasa.