«Queríamos olvidarnos de esta pesadilla cuanto antes. Hemos pasado dos días sin apenas dormir ni comer. Ya se han ido y hemos recuperado la casa». Evelin suspiró ayer cuando salieron por la puerta los dos jóvenes que habían invadido el chalé con piscina y doce habitaciones que ella cuida en la partida de Castellans de Xàbia. Los propietarios, que son británicos, tenían previsto llegar el sábado. Han tenido que suspender sus vacaciones. Cancelaron los billetes de avión. «Les voy a llamar ya mismo. Han pasado mucha angustia», indicó Evelin.

Pero para recuperar esta casa Evelin y su marido, Gustavo, tuvieron que desplegar todas sus dotes negociadoras. Y más. Los okupas, un joven de 25 años y una chica de 19, solo aceptaron marcharse cuando Gustavo les entregó en efectivo el dinero para pagar diez noches de alojamiento en un hostal de Xàbia. La pareja también exigió que un taxi los esperara en la puerta. Y el «viaje» también salió del bolsillo de la encargada de la casa.

El pacto para que los okupas abandonaran el chalé que invadieron la noche del lunes al martes también comprometía a Evelin a retirar la denuncia que contra los dos intrusos había presentado en la Guardia Civil.

Eso sí, antes de entregar el dinero a los jóvenes, Evelin y su marido llamaron a su abogada y se aseguraron de que no estuvieran cometiendo un delito. Ambos ya cayeron en la cuenta el martes de que en este asunto debían andarse con pies de plomo. La Guardia Civil y la Policía Local les alertaron de que si entraban en la vivienda «okupada» podían ser ellos los que cometieran un delito.

Tras salir los intrusos, entraron en la vivienda el cerrajero y los técnicos de la alarma. Lo okupas habían reventado puertas y descerrajado los armarios que tenían candados. Dejaron una montaña de platos y vasos sin fregar. Pero, por suerte, no había mucho estropicio. El cerrajero comentaba que había estado en otras viviendas «okupadas» que habían quedaron totalmente destrozadas. «En algunas, los okupas encienden dentro hogueras, se llevan los muebles y las lámparas y llegan a arrancar los enchufes y el cableado eléctrico», advirtió.

Estos trabajadores se afanaron en «blindar» el chalé. «Vamos a montar puertas antiokupas y todo lo que haga falta. Pero no quiero volver a pasar por lo de estos últimos días», afirmó Evelin, que calculó que reparar los daños y adoptar todas esas medidas de seguridad saldría por más de 5.000 euros.

Los okupas, tras un tira y afloja en el que primero decían que aceptaban marcharse y luego se echaban atrás, finalmente, incluso agradecieron a los encargados de la vivienda que les facilitaran tener un techo durante diez días.

Mientras, Evelin aseguró que la familia británica dueña del chalé está deseando viajar a Xàbia para disfrutar de las vacaciones en su casa recuperada.