Crecimiento urbanístico y sequía. Xàbia eligió un modelo turístico de chalés, jardines y piscinas que necesitaba agua a manta. Los veranos de los años 80 fueron terribles. El agua que manaba del grifo era salobre (y no potable, claro). Los vecinos y turistas hacían cola y llenaban garrafas en los depósitos que el ayuntamiento colocaba en las calles. Han pasado 40 años de esas crisis de suministro. Pero ahora miles de vecinos, los de las urbanizaciones en cota más elevada del norte y el sur de Xàbia (las del Montgó, Tossalet, Cap Martí, Costa Nova, la Granadella o Balcón al Mar), se han quedado sin agua. Amjasa, que es la empresa municipal de suministro, envió ayer camiones cisterna de agua potable a estas zonas. Los residentes llenaron garrafas y cubos. Preguntaban cuándo recuperarían el suministro. Los responsables de las cubas no sabían que contestarles.

La semana ha sido crítica. El lunes a medianoche reventó la tubería que conecta la desalinizadora, el gran «manantial» de Xàbia, a la red de suministro. El gerente de Amjasa, Josep Lluís Henarejos, advirtió que esa avería era «la peor posible». La planta, ahora en plena producción, quedaba inutilizada. La tubería, de poliéster, se reparó a toda prisa. Pero hubo que esperar a ponerla en marcha 24 horas ya que el material debía secarse. En la tarde de ayer, el agua empezó a llegar a las casas de las citadas urbanizaciones.

«A la una de la madrugada, todo el mundo tenía ya agua. Los depósitos estaban otra vez llenos. Los operarios de Amjasa habían trabajado de forma frenética. Poco antes de las 3 de la madrugada me llamaron y me dijeron que la tubería había vuelto a romperse», explicó Henarejos.

Vuelta a empezar. Y los vecinos, cuando tras horas sin agua empezaban a recuperarla, comprobaron, atónitos, que bajaba la presión y, finalmente, no salía ni gota. «Mi casa está en Trencal y llevó ya dos días sin suministro», aseguró, indignada, una vecina que acudió a llenar cubos al camión cisterna destinado en Costa Nova y Granadella.

Varios restaurantes tuvieron que cerrar los aseos. Los hosteleros echaron mano de camiones cuba para que llenar los depósitos que, previsores ellos, tienen instalados en sus locales por si falla el suministro. «Llevamos un verano muy complicado con la crisis del coronavirus. Ahora solo nos faltaba quedarnos sin agua», comentó un hostelero de la Granadella.

La tubería ya a mediodía de ayer estaba reparada por segunda vez. Pero había que esperar de nuevo 24 horas a que se secara el poliéster. «Mañana a las 12 horas empezaremos a enviar agua de la desalinizadora a la red. A lo largo de la tarde, se irá normalizando todo. Pero es importante que en estos días críticos se haga un consumo responsable y no se llenen piscinas ni se rieguen jardines. Así lograremos que el agua llegue antes a las zonas más elevadas», indicó el gerente de Amjasa.

El corte de suministro afecta a miles de vecinos que viven en chalés. En los núcleos urbanos y en las urbanizaciones que están en el inicio de las laderas de la quebrada orografía de Xàbia, sí llegó el abastecimiento sin problemas.

El error de diseño de la planta desaladora que sale a la luz tras 18 años

La desalinizadora, que entró en funcionamiento en 2002, permitió que Xàbia se olvidara de la pesadilla de quedarse sin agua en pleno verano y a tope de turistas. Hasta ahora. El gerente de Amjasa advirtió de que esta avería ha revelado que urge solucionar un «error de diseño de la desalinizadora», que gestiona la empresa Acciona. Solo cuenta con una tubería, la que ahora ha reventado dos veces, para inyectar agua a la red. Los operarios de Amjasa trabajaban ayer a toda prisa para crear otra tubería provisional. Henarejos subrayó que sin la desaladora Xàbia no puede hacer frente en pleno julio a la demanda. El déficit diario es de unos 400 metros cúbicos.