En el verano del coronavirus ya no se busca un lugar en el mundo; se busca un hueco en la playa. Las ambiciones son más de andar por casa.

Los aforos en las calas que todos los turistas quieren visitar (las de les Rotes, en Dénia; la Granadella y el Portitxol, en Xàbia; el Portet, en Moraira, o las de Benissa) están provocando que los recodos litorales que no aparecen en los mapas ni en las guías de turismo también se llenen. Y allí no hay control de las distancias ni del tope de bañistas.

Ayer sábado, como está ocurriendo en los últimos fines de semana, las calas del Francés y de la Sardinera de Xàbia, antes refugio de solitarios, estaban de bote en bote. Los bañistas dejan los coches en los laterales de la carretera del Portitxol y en cualquier resquicio que encuentran. La explanada de una vieja casita se ha convertido de la noche a la mañana en improvisado aparcamiento. Además, quienes pasan en coche por este vial, que lleva al Cap de la Nau, tienen que ir con mil ojos. Los bañistas, tras estacionar el vehículo donde pueden, caminan cargados con neveras. El tramo de carretera entre el Camí de la Cala Blanca (vial que también se colapsa) y la Creu del Portitxol bulle de coches y de turistas a pie.

Al principio del verano, los bañistas ya empezaron a cogerle el gusto a caminar por las sendas para pasar el día en estas recoletas calas. De solitarias pasaron a medianamente concurridas. Pero ahora ya están atestadas. Incluso hay quien llega por la noche y acampa. Además, este litoral es el que más presión de embarcaciones recreativas soporta de toda la Marina Alta.

Desde primera hora de la mañana las sendas se convierten en un hormiguear de bañistas. Sobre las 12 horas, estas calas están repletas. Pero los turistas siguen bajando. Aprovechan que escapan al control de los aforos. Además, se corre la voz. Hay quien tiene como primera opción acudir a la Granadella o la Barraca, que si hay que caminar al menos es por una carretera y una calle asfaltadas. Si encuentra la barrera bajada, se lanza a la senda y a esas calas que no aparecen en los mapas, pero sí en las redes sociales.