Ni Compromís ni PP le dieron ni una pizca de confianza. El alcalde de El Verger, Ximo Coll, del PSPV, llevó ayer por segunda vez los presupuestos a pleno. Esta vez los anudó a una cuestión de confianza. Perdió la votación. Ahora los dos grupos de la oposición tienen un mes para presentarle una moción de censura. De lo contrario, las cuentas se aprobarán de forma automática. Pero el ayuntamiento habrá perdido ya un tiempo precioso.

Lo del voto de censura es un imposible. Lo sabe el alcalde. Lo sabe el portavoz de Compromís, Basili Salort, quien en la pasada legislatura gobernó con Ximo Coll y saltaron chispas. Y lo sabe la portavoz popular Adela Moncho.

«Es muy complicado, sí. No vamos a hacernos trampas al solitario. El PSPV fue el partido más votado y tiene la responsabilidad de gobernar. Pero debe cambiar el rumbo y aceptar el diálogo», afirmó Salort.

El alcalde está en minoría (cinco ediles frente a los seis que suma la oposición), pero ayer exhibió músculo orgánico. Le respaldaron numerosos alcaldes y concejales del PSPV en la comarca, así como el secretario de los socialistas en la Marina Alta, Óscar Mengual. «La oposición nos pone palos en las ruedas. La gestión es buena y estamos cumpliendo el periodo medio de pago, el techo de gasto y la estabilidad presupuestaria. El PP dejó 4 millones de deuda y ahora es de 1,3 millones. Estos son los primeros presupuestos que podíamos aprobar sin enviarlos antes a Madrid. Y son urgentes porque lo es afrontar la crisis de la covid-19», expuso Ximo Coll, que lamentó que el ayuntamiento se ve abocado a renunciar a subvenciones como la de 60.000 euros para mejorar la Torre dels Ducs de Medinaceli. También advirtió de que las ayudas a empresarios y comerciantes para paliar el impacto económico de la pandemia quedan congeladas.

Salort reprochó al alcalde que el pleno de la moción de confianza fue «un espectáculo innecesario». Criticó que la sesión fuera presencial y no telemática. «El alcalde pone su ego por encima de la salud del pueblo», dijo. Mientras, la portavoz del PP cargó contra Coll por «querer aprobar los presupuestos de la forma menos democrática posible».