Un río más negro que la pez. El Gorgos, en el tramo urbano de su desembocadura en Xàbia, bajaba este fin de semana más que turbio. El agua era negra y desprendía un olor que no dejaba lugar a dudas. Se había producido un vertido de fecales. Ya era sospechoso que, sin caer ni una gota de lluvia, este cauce seco bajara, de repente, con agua. Los vecinos que cruzaban por el puente de la Vía Augusta mudaban el gesto y se tapaban la nariz. Todavía ayer quedaba agua negra y estancada.

El vertido podría haberse producido por un tapón de toallitas en el alcantarillado.

La empresa municipal de aguas, Amjasa, inspeccionó un bombeo que es de titularidad municipal. Comprobó que no había dejado de funcionar en ningún momento. Al otro lado del río, en la vertiente donde está el instituto, hay otra estación de bombeo que impulsa las aguas residuales hacia la depuradora y que gestiona la empresa concesionaria de la planta depuradora y de la red de saneamiento.

El ayuntamiento, como indicó a este diario la concejala de Servicios, Kika Mata, está investigando el origen del vertido.

Que se produzca en este tramo de la desembocadura la salida puntual de aguas fecales podría explicar por qué en la costa más próximo, la del Primer Muntanyar, aparecen tras cada temporal cientos de toallitas contaminantes que se han arrojado al retrete.