Desde el punto más alto de caída libre en el castillo de Dénia, una mujer saltó al vacío con su bebé en brazos. La acusada padece una enfermedad mental, agravada por un trastorno depresivo , que la hace inimputable por estos hechos. El juicio por estos hechos ocurridos el 26 de agosto de 2017 quedó ayer visto para sentencia en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Alicante.
La Fiscalía que inicialmente pedía 20 años de tratamiento psiquiátrico en un centro en régimen cerrado, planteó ayer que la pena se cumpla en régimen abierto con tratamiento ambulatorio, siguiendo las recomendaciones de las médicos forenses que la han examinado y que ayer prestaron declaración en la vista oral para asegurar que la mujer es inimputable por estos hechos. El Ministerio Público la acusa de tentativa de asesinato, aunque dada la enfermedad mental que padece la procesada se reclama la absolución y la imposición de una medida de seguridad, dado que hay riesgo de que estas patologías reaparezcan si abandona el tratamiento. En la actualidad está estable y en libertad provisional por estos hechos.
La acusada padece un trastorno esquizoafectivo con alucinaciones auditiva, así como un desorden depresivo mayor, que anulaban y mermaban sus capacidades cognitivas y volitivas. En pleno mes de agosto, cuando el entorno del castillo de Dénia estaba abarrotado de turistas, la acusada sorteó una valla, se sentó en una de las almenas con las piernas colgando y con el bebé en brazos se arrojó al vacío. Había una altura de setenta metros. La existencia de una valla de protección impidió que la caída tuviera un resultado más trágico.
Dos turistas británicos empezaron a dar la alerta de que había una mujer y un bebé colgando desde la valla. Cuando las personas a las que alertaron fueron a asomarse, no vieron a ninguno de los dos. Pero en las inmediaciones estaba el cochecito del bebé y un teléfono abandonado, que hacían suponer que había ocurrido algo. A los pocos minutos apareció el padre del bebé que acababa de recibir el mensaje de su pareja, presa de un fuerte ataque de nervios.
Agentes de la Policía Nacional que hicieron una batida por la zona encontraron al bebé llorando en la red, mientras que no vieron ni rastro de la madre, a la que pudieron localizar un poco más tarde inconsciente entre unos matorrales. El temor que tenían los agentes era que el niño pudiera caerse mientras llegaba el resto de los equipos de rescate. El bebé padeció un traumatismo craneoencefálico sin lesión cerebral, facturas en los dos fémures, que tardaron 290 días en sanar.
Las dos peritos aseguraron que el proceso depresivo había causado que la mujer se viera atrapada en una agujero en el que la muerte era una liberación. Desde su distorsionado punto de vista por la enfermedad, matarse era una liberación y al llevarse consigo a la persona que más quería era una liberación.
El padre del menor ha renunciado a las acciones civiles que pudieran corresponderle por estos hechos. La Fiscalía pedía también la retirada de la patria potestad, un extremo ante el que la defensa planteó que pudiera establecerse algún tipo de régimen de visitas para que la mujer pudiera seguir viendo a su hijo.
Confusión y nerviosismo el día del rescate
Los testigos describieron ayer escenas de gran nerviosismo en el entorno del castillo de Dénia cuando alguien alertó de que había visto a una mujer saltar con un bebé. «Los que nos lo decían solo hablaban en inglés y pensábamos que lo habíamos entendido mal porque era algo que no se nos podía pasar por la cabeza», relató uno de los testigos. Los policías aseguraron que el rescate del bebé en la malla de seguridad se hizo contrarreloj mientras llegaban los bomberos, ya que había temor a que él pequeño se moviera y pudiera caerse.
