La torre vigía de Ambolo, del siglo XVI, está dentro de la parcela de un chalé. Es imposible visitarla y resulta incluso complicado observarla. Es Bien de Interés Cultural (BIC), pero, al igual que ocurre con la torre del Portitxol, situada también en el litoral de Xàbia, carece de régimen de visitas.

Sus dueños le han echado el candado a este monumento. Y es como si no existiera. La imagen, en la que se atisba la torre, que corona un escarpado y roto acantilado, se ha tomado desde el mar.