Hay más fiestas clandestinas que botellones. El cierre del ocio nocturno ha provocado en la Marina Alta que la parranda suelte amarras. Así, el pasado domingo 18 de julio, la Policía Local de Dénia sorprendía de buena mañana a un catamarán que llegaba a puerto con 120 personas a bordo tras una noche de despiporre en alta mar. Los agentes de policía comprobaron que muchos de los participantes no llevaban puesta la mascarilla. El catamarán era más bien una discoteca flotante con la música a todo volumen y las luces propias de cualquier discoteca.

Los controles están en tierra. Mientras, la policía ha de multiplicarse para disolver los botellones, unos 9 este fin de semana en el término municipal de Dénia. Acuden también a los chalés ante los avisos por fiestas privadas. Ahora solo falta que las fiestas de matute también se organicen en el mar.

Por su parte, la alcaldesa de Calp, Ana Sala, explicaba ayer que tenían conocimiento de que incluso se estarían vendiéndose entradas para fiestas clandestinas que se organizan en estos chalés. Además, dijo que es "contraproducente" el cierre del ocio nocturno a las 00:30 horas, ya que provoca que los jóvenes se desperdiguen y monten botellones o acudan a fiestas ilegales. Asimismo, Sala advirtió de lo difícil que es controlar los miles de chalés que hay en el municipio de Calp.

Al cerrarse los locales, también se ha producido este fin de semana una fuerte concentración de jóvenes en los paseos marítimos y las playas.

Mientras tanto, en Xàbia, el ayuntamiento va a tratar de atajar las fiestas clandestinas sancionando también subsidiariamente a los propietarios que alquilan las viviendas en las que se montan las juergas.