Conocida es la aventura en la que se embarcaron, literalmente, varios miles de mallorquines durante la primera mitad del siglo XVII para repoblar tierras que habían quedado vacías tras la expulsión de los moriscos en 1609 en el Reino de Valencia, buena parte de ellas en la actual provincia de Alicante. Pero cada nueva investigación arroja datos más precisos, sobre todo a nivel local, acerca de cómo aquel periplo desde Mallorca no fue para muchos precisamente un camino de rosas. Al contrario, al solo hecho de volver a comenzar en un lugar desconocido se añadió el tener que hacer frente a los designios de la nobleza valenciana, señora de los dominios, incluyendo conductas que a día de hoy se tacharían de corruptas.

Fue el caso de muchos de los que acudieron a la Vall de Gallinera a partir de 1610, tal y como explica el geógrafo e historiador de este municipio Vicent Puig, profesor en el instituto de Educación Secundaria de Pedreguer y que investiga sobre la repoblación mallorquina desde hace más de una década. Todo el valle, salvo el pueblo de Benissili, era propiedad del duque de Gandia, que en ese momento estaba acuciado por las deudas y que vio en la repoblación una oportunidad para sanear sus cuentas, aunque de manera poco ortodoxa. "Intentó manipular el proceso, llevando a personas de la curia ducal a las que no les correspondían tierras", y otorgándoles las más fértiles.

A esto, el duque sumó el establecimiento de un convento en Benitaia, para el que también se reservaron tierras fértiles, cuya primera piedra se puso en 1611 pero del que hay constancia que "en 1620 todavía no estaba construido", con el consiguiente desaprovechamiento del terreno, explica Puig. Pero mientras tanto, en Mallorca "corrió el rumor de que las tierras en el Reino de Valencia serían casi regaladas", lo que propició una mayor afluencia de personas, aumentada aún más por la presión demográfica, ya que la población de la isla había crecido mucho a últimos del siglo XVI e inicios del XVII.

De paso hacia El Comtat

Estos y otros factores, como la disposición geográfica de la Vall de Gallinera a modo de corredor natural, llevaron a muchos colonos hasta Benissili, que pertenecía a otra casa noble valenciana, los Català de Valeriola, junto con la Vall d'Alcalà. Sin embargo, Vicent Puig señala que "las condiciones de estos señores eran muy duras, y por eso muchos se fueron hacia el valle de Perputxent", es decir, hacia l'Orxa, donde se establecería una colonia ya mucho más estable. También habría desplazamientos hacia la Vall de Seta, a pueblos como Famorca, cuyos escasos habitantes actuales también descienden en muy gran medida de aquellos repobladores mallorquines. No obstante, muchos se quedaron en la Vall de Gallinera.

Exhibición de danzas durante las jornadas celebradas en la Vall de Gallinera. INFORMACIÓN

En esta investigación, Puig aborda también el caso de la Vall d'Ebo, donde se instaló un grupo de personas procedentes de la localidad de Santa Margalida. Este es también es el origen de muchos de los actuales vecinos de otros pueblos de la Marina Alta y la Marina Baixa como Xaló, Llíber y Tàrbena, la localidad donde los rasgos mallorquines siguen más vivos al cabo de más de 400 años. El trabajo se ha presentado recientemente, junto con otros, en las terceras Jornades sobre la Repoblació Mallorquina al Sud Valencià, organizadas en la Vall de Gallinera por la entidad que estudia este fenómeno y que tiene su sede en Tàrbena. En ellas han colaborado, entre otros, la Universidad de Alicante y el Instituto Juan Gil-Albert.

Lazos entre la Vall de Gallinera y Puigpunyent

Los primeros repobladores que llegaron a Benissili en 1610 procedían de Puigpunyent, un pueblo mallorquín situado a unos 15 kilómetros al noroeste de Palma y que en la actualidad cuenta con apenas 2.000 habitantes. Este ha sido el argumento para establecer un hermanamiento oficial entre la Vall de Gallinera y el municipio balear. El documento que acredita estos lazos se firmó en un acto celebrado en Benialí durante las jornadas sobre la repoblación, al aire libre y que pudo ser seguido por todos los asistentes. El alcalde de la Vall de Gallinera, Ignasi Mora, ejerció de anfitrión con su homólogo de Puigpunyent, Antoni Marí, que encabezó una pequeña delegación de miembros de la corporación local y algunos vecinos.

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El municipio balear se ha convertido así en el segundo de Mallorca hermanado con otro de la provincia de Alicante, después de Santa Margalida, que tiene lazos oficiales con Tàrbena, la Vall d'Ebo y Xaló. No obstante, está documentado el origen de muchos de los repobladores de la Marina Alta, la Marina Baixa, El Comtat y otras comarcas de la Comunidad Valenciana en varias localidades isleñas más, entre ellas algunas de las más importantes, como Manacor, Llucmajor, Calvià, Andratx o Artà, entre otras.