Pagar por aparcar en calas, medida para contener el boom turístico en la Marina Alta

El alcalde de Xàbia alega que es "un reto colosal" intentar no "morir de éxito" por el éxodo vacacional

Cala de la Grandadella, en Xàbia

Cala de la Grandadella, en Xàbia / David Revenga

Ir a la playa cuesta dinero. El Poble Nou de Benitatxell ha sido el último municipio en intentar regular la afluencia de turistas instaurando, desde el pasado 1 de abril, una tasa para aquellos coches que entran a la cala Moraig, en la que todo aquel que aparque tendrá que abonar 12 euros, exceptuando a los propios residentes.

No es la primera localidad en regular los accesos a las playas. El Ayuntamiento de Xàbia aprobó el año pasado esa misma tasa, esta vez de 9 euros, para aquellos coches que quieran acceder hasta la cala Granadella y la cala Portitxol, aunque el pasado verano se pudo acceder gratis debido a que quedó desierta la licitación para realizar este servicio.

En este sentido, el alcalde de Xàbia, José Chulvi (PSOE), asegura que esta no es la única medida que el Ayuntamiento ha potenciado en los últimos años, pues se ha impulsado un plan de Gestión Litoral en el que se han ido aprobando medidas para "no morir de éxito" por la masificación del turismo.

Así, Chulvi relata que, con este plan, se ha aprobado una regulación del ruido en la mar para evitar que los barcos lleven grandes altavoces y se han "sentado" con las empresas de kayak, que han pasado de 6 a 18 en un año, para buscar un "equilibrio" entre el turismo y la conservación del paisaje.

Indica asimismo que, si bien hasta 2015 se destinaba dinero a promocionar turísticamente la ciudad, ahora ya no, y ese montante ha ido a regular y a mejorar la sostenibilidad del turismo. Desde entonces, Xàbia ha impulsado "Projecte Posidònia", una aplicación móvil que permite conocer dónde se puede fondear un barco y dónde no porque atacaría a la posidonia, y ha balizado las cuevas marinas para impedir que entren barcos a motor.

Con el dinero ahorrado en promoción, también se ha puesto un campo de boyas de fondeo en cala Sardinera y se han impulsado de la mano de la Diputación medidas para que los coches no puedan aparcar en la calzada. La relación numérica se encuentra en que es una ciudad de unos 30.000 habitantes que llega a los 120.000 en julio y agosto.

De hecho, el alcalde de Xàbia insiste en que hasta hace dos años "los vehículos estacionados sólo dejaban un carril para circular por el cap de la Nao, con el consiguiente peligro vial" que conlleva. A su vez, señala que ya existe una colaboración con el Ayuntamiento de Dénia para regular las visitas a la Cova Tallada, una pequeña cueva marina bajo el parque natural del Montgó cuyo acceso está regulado desde hace tres veranos y a la que se tiene que acceder mediante una reserva gratuita.

Defiende, del mismo modo, que Xàbia ha sido "pionera" en la ordenación de las calas desde 2016, y que este pasado verano también se le sumó cala Blanca, además de La Granadella y El Portitxol, las más conocidas.

Propósito de no sancionar

Para Chulvi, el propósito de estas medidas no es sancionar, sino "tener un control y un equilibrio para disfrutar del mar", porque lo que no puede crear la proliferación de kayaks o tablas de paddlesurf es "un caos", defiende el alcalde.

Por ello, recalca que los remanentes creados por el ahorro en promoción han ido a parar a campañas de concienciación sobre la importancia de la posidonia o "en cómo actuar" en el parque natural del Montgó. Así, expone que esta normativa, como el turismo, "está viva" y evoluciona, y concluye que muchas de estas medidas se deben sobre todo al boom del turista nacional e incluso regional que ha llegado a Xàbia, Dénia, Moraira, Benissa o Calp tras el covid.