El último día de una histórica heladería de Dénia: "¡Qué recuerdos! El coyote, el platanito, el de turrón..."
"Las emociones son hoy encontradas", afirma Marco Miquel, quien se jubila tras toda una vida de trabajo en la heladería que abrió su padre en 1953

Marco Miquel atiende a una de las últimas clientes que acudió a comprar el turrón de Navidad. / A. P. F.
Los helados son la infancia. "¡Qué recuerdos!", afirma una clienta de siempre que acude a comprar el turrón (los heladeros de Xixona siempre han hecho la doble temporada del helado y el turrón). "El coyote, ¡qué bueno! ¿Te acuerdas, Marco, de ese helado?". "Claro que me acuerdo. ¡Cómo voy a olvidarme del coyote (mantecado y chocolate) o del platanito o de los bombones y castañas", responde el heladero Marco Miquel mientras señala un viejo luminoso que anuncia esas refrescantes delicias.
Y llega otra cliente y le pregunta: "¿Pero cierras? ¿Y cuándo?". Y Marco responde que a la una y media. "¿Pero para siempre?", insiste la vecina. "Sí, me jubilo. Y a la una y media cierro hoy y para siempre. Además, ¡si ya no me queda casi turrón! Lo he vendido todo", dice el heladero.
Y esto ocurre durante la mañana de este domingo. La calle Marqués de Campo bulle. Las familias pasean. Y a la heladería Miquel Gelater, histórica de Dénia y la Marina Alta (abrió en 1953), se asoman los amigos y clientes. Charlan con Marco. Compran el último turrón y recuerdan. Los helados son la infancia.
"La mía la pase tras este mostrador. Este fue mi parque infantil. Luego ya me puso el delantal y empecé a fregar vasos. Salía de la escuela y venía aquí a ayudar. Los fines de semana y los festivos, también estaba aquí. Es toda una vida".
"Hoy las emociones son encontradas", admite Marco Miquel. "Tengo ganas de descansar, de jubilarme. Voy ya para los 64 años. Llevo toda una vida trabajando. Pero también ha sido un negocio familiar y hay muchos recuerdos. Tenemos clientes de muchos años. Son amigos".
"El paladar tiene memoria"
El heladero habla de la gran evolución de este alimento esencial y tan placentero y asegura que "el paladar tiene memoria" y que, por ello, aunque se creen extraordinarios helados de nuevos sabores, el de turrón, por ejemplo, sigue triunfando. "Ese sabor lo tenemos ahí desde niños. Creo que, de alguna forma, nos evoca esos años". El helado es felicidad.
Esta heladería encarna la gran tradición de Xixona, la historia de aquellas familias que salieron del pueblo del turrón y abrieron negocios en los pueblos del litoral. Impulsaron el turismo. En los paseos marítimos y en las plazas de los municipios de playa, no podía faltar la heladería de Xixona. Antonia y Rosario, los padres de Marco, llegaron a Dénia tras estar primero en Córdoba. "Al principio el helado era un complemento del turrón. Estudiar el helado y la formación nos han permitido evolucionar. De alguna manera hicimos lo que Ferran Adrià con la cocina. Desestructuramos el helado. Lo digo con todas las cautelas. Pero sí que hemos avanzado muchísimo. El helado artesano español tiene una calidad excepcional. En los concursos internacionales, estamos mano a mano con los italianos".
En los años 90 ya defendía que Marqués de Campo se peatonalizara. Luego muchos que estaba en contra han venido y me han dicho: 'Marco, qué razón tenías'"
La evolución del helado artesano
Marco Miquel preside la Asociación Española de Heladeros Artesanos y es el vicepresidente de la asociación europea. Destaca que los heladeros, gracias a la innovación y la investigación, se han adaptado siempre a lo que ha venido. Primero la intolerancia al gluten y luego la intolerancia a la lactosa les hicieron evolucionar y crear productos que, sin perder ni una pizca de sabor, fueran aptos para todos. El helado es familiar y, cuando una familia se sentaba en la terraza de Miquel Gelater, en la calle Marqués de Campo, tenían todos, desde los niños a los abuelos, que entornar los ojos y disfrutar del gozo del helado.
"Desde la asociación hemos apostado por la formación. A nuestros cursos, vienen heladeros de Australia, de Sudáfrica, del centro de Europa... La heladería española ha logrado mucho nombre. Nos falta lo que sí tienen los italianos, que la administración los apoya a tope", señala Miquel, que anuncia que en 2025 hay una gran cita para el helado europeo, la del concurso que tendrá lugar en la plaza de San Pedro de Roma para elegir el helado "Aleluya". El Papa Francisco los recibirá en audiencia. "La fórmula es abierta. Imaginación al poder".

El luminoso que anuncia los helados de toda la vida / A. P. F.
Marco Miquel también ha sido uno de los impulsores de la peatonalización de Marqués de Campo. Ya la defendía cuando fue en los años 90 presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo de la Marina Alta (Aehtma). Entonces era un tema casi tabú. "Se ha demostrado que ganamos todos y que se avanza en calidad de vida. Da gusto pasear por esta calle. Muchos de los que estaban en contra luego vinieron y me dijeron: 'Marco, qué razón tenías'. A Dénia viene un turismo familiar. Las familias quieren pasear tranquilamente por el centro de una ciudad que, en los últimos tres años, ha experimentado un cambio muy importante. Ahora viene gente todos los fines de semana. Dénia está llena también los fines de semana de invierno".
La heladería cierra, pero Marco Miquel confía en que pronto se abra aquí, en este histórico local, un nuevo negocio. "Creo que sí. Marqués de Campo es una calle con muchísima vida".
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