¿Qué son las auroras boreales y cómo se forman?

Este espectáculo natural se produce por la interacción del Sol con la atmósfera terrestre

Ramón Díaz

Entre finales de septiembre y principios de marzo se pueden ver en las inmediaciones de los polos (también pueden aparecer en otras zonas del mundo durante breves períodos de tiempo) unos fenómenos naturales extraordinarios: las auroras polares; que se denominan boreales en el hemisferio Norte y australes en el Sur. En épocas pasadas se creía que eran un puente entre el mundo de los dioses y el terrenal, o que las formaban los espíritus de los antepasados fallecidos, los hijos no nacidos, dragones o serpientes voladoras.

Pero, ¿qué son en realidad las auroras polares? De forma muy básica podría decirse que son el efecto de la colisión de partículas de alta carga eléctrica procedentes del sol (el “viento solar”) que penetran en la atmósfera terrestre, generando ese fenómeno luminiscente. Son, en definitiva, miles de millones de átomos excitados que emiten pequeños destellos de luz en el cielo nocturno y que crean algo parecido a una gigantesca paleta de colores, del verde al rosa o al morado. Quienes las han contemplado en directo aseguran que son una visión mágica y emocionante. Un espectáculo mayúsculo.

Un estudio publicado en la revista ‘Nature Communications’ el pasado mes de junio presentó evidencias de que las auroras polares más brillantes son producidas por poderosas ondas electromagnéticas durante las tormentas geomagnéticas.

La investigación perseguía despejar una duda: ¿Cómo se aceleran los electrones antes de chocar con la ionosfera y producir la luz de la aurora? El informe detalla que los fenómenos conocidos como ‘ondas de Alfven’ (perturbaciones veloces que emanan desde el Sol a lo largo de los campos magnéticos transportando energía electrodinámica) son la causa de la aceleración de los electrones hacia la Tierra (llegan a superar los 70 millones de kilómetros por hora), haciendo que las partículas produzcan ese singular espectáculo de luces.

Partículas procedentes del Sol

Se demostraba así lo que los científicos habían aventurado desde hacía varias décadas: que las partículas energizadas que emanan del Sol (explosiones y llamaradas solares) se precipitan a lo largo de las líneas del campo magnético de la Tierra hacia la atmósfera superior, donde chocan con moléculas de oxígeno y nitrógeno, en las que provocan un estado de excitación. Cuando estas moléculas se relajan emiten luz, produciendo los tonos coloridos de la aurora.Todo eso ocurre a unos 100 kilómetros de altitud.

Estas espectaculares luces nocturnas (hay zonas donde también se ven de día) fueron bautizadas en 1619 por Galileo Galilei, que tomó el nombre de la diosa griega del amanecer, Aurora, y el del viento del Norte, Bóreas. Durante milenios las auroras en las domina el color rojo se interpretaron como un mal presagio. Se llegó a decir que predijeron la muerte de Julio César (44 a.C) y la Guerra Civil Americana (1860).

La primera persona en aportar una explicación científica a las auroras polares fue el noruego Kristian Birkeland, pero su aportación no fue reconocida hasta 1960, mucho después de su muerte. Cada aurora es diferente. Las más comunes se asemejan a un arco o una banda verde que se alarga sobre el cielo, ondulándose o retorciéndose. Su apariencia e intensidad varían en función de la actividad del Sol y su ubicación depende del campo magnético de la Tierra.

Que las auroras aparezcan es algo que no puede predecirse con total seguridad. Se trata, al fin y al cabo, de un fenómeno natural, como el clima. Pero sí se sabe dónde existen más posibilidades de verlas y dónde se ven mejor.

¿Dónde ver ‘la dama verde’?

Lugares idóneos para contemplar este fascinante fenómeno en el hemisferio Norte: Alaska, las provincias más septentrionales de Canadá, Islandia, las islas Lofoten de Noruega, el Cabo Norte, Kiruna en Suecia, la Laponia finlandesa, Siberia norte en Rusia, la isla escocesa de Shetland, la noruega de Svalbard y Groenlandia (donde ya empiezan a verse en agosto). En algunas zonas los lugareños denominan a la aurora ‘La dama verde’, ya que este suele ser el color predominante.

Debido al gran interés y al cada vez más elevado número de turistas, en alguno de estos lugares se han construido habitaciones con techos de cristal e iglús en mitad de la nada, y se organizan safaris con guías especializados para buscar y “cazar” auroras boreales. Noruega, Suecia e Islandia son los destinos más demandados por los “cazadores” de auroras boreales españoles.

Algunas preguntas frecuentes:

¿Por qué se mueven las auroras?

La aurora aparece cuando haces de electrones de alta energía atraviesan las capas superiores de la atmósfera. A medida que estos haces avanzan, la aurora se mueve también.

¿Cuáles son los mejores meses para ver las auroras boreales?

Según las estadísticas, la primavera (marzo y abril) y el otoño (septiembre y octubre) registran la mayor actividad de auroras boreales. Sin embargo, también es posible observarlas en noviembre, diciembre, enero y febrero.

¿Cuál es la mejor hora para verlas?

Normalmente se pueden ver las auroras entre las seis de la tarde y la una de la madrugada, aunque su frecuencia suele ser mayor entre las 22.00 y las 23.00.

¿Por qué es más probable ver la aurora en una noche fría?

El fenómeno de la aurora boreal ocurre a una altitud por encima de las nubes. En noches frías, el cielo suele estar más despejado, por lo que resulta más fácil ver las auroras.

Estudio científico sobre las auroras polares (en inglés): https://www.nature.com/articles/s41467-021-23377-5