El camino hacia la sustitución de los pesticidas químicos por los biológicos está abierto. Las autoridades comunitarias han dado los primeros pasos para potenciar el uso de bacterias, hongos o protozoos para reemplazar a los compuestos químicos tradicionales cuyos efectos nocivos sobre los polinizadores están demostrados.

La Unión Europea ha anunciado esta semana que amplía el uso de nuevos pesticidas biológicos y, al mismo tiempo, también limita el uso de un “insecticida nocivo”, el sulfoxaflor.

En concreto, Bruselas señaló al sulfoxaflor es un “agente peligroso” para algunas especies polinizadoras como, por ejemplo, las abejas, motivo por el cual la Comisión instó a los Estados a apoyar su propuesta comunitaria de eliminar esta sustancia en los cultivos exteriores, y limitar su aplicación a los invernaderos.

En este sentido, la representante del Ejecutivo comunitario en materia de Salud y Seguridad Alimentaria, la comisaria europea Stella Kyriakides, afirmó que “el uso del sulfloxaflor en exteriores puede ser perjudicial para los abejorros y las abejas”, dos insectos claves para la reproducción de las especies florales, informa la agencia Efe.

Aplicación de pesticidas bigstockphoto

“Es nuestra responsabilidad y de suma importancia proteger a nuestros polinizadores y la biodiversidad para las generaciones presentes y futuras. Espero que nuestros Estados miembros apoyen esta propuesta de limitar el uso del sulfloxaflor”, sentenció.

Apuesta biológica

Al mismo tiempo, la Comisión acogió positivamente el acuerdo alcanzado por los veintisiete miembros para ampliar el acceso a nuevos pesticidas biológicos para los agricultores europeos, con el objetivo de que vayan sustituyendo así a los productos químicos tradicionales.

Los países aprobaron normas para facilitar el uso de microorganismos naturales como, por ejemplo, bacterias, hongos, virus o protozoos, en calidad de pesticidas sostenibles.

“Los productos biológicos pueden proteger los cultivos con menos riesgos para la salud humana y el medio ambiente. Los sistemas alimentarios son los principales impulsores del cambio climático y la degradación del entorno, y necesitamos llevar a cabo esta transición con urgencia”, manifestó Kyriakides.

La UE se ha comprometido a reducir a la mitad el uso de plaguicidas químicos de aquí al año 2030, aunque, de momento, esta transición está supeditada a la aprobación definitiva de una nueva normativa que regule este ámbito, y que la comisaria Kyriakides calculó que estaría disponible hacia noviembre de este 2022.

Productos agrícolas Efe

Según explicó la Comisión, esta reglamentación deberá estipular las propiedades de cada microorganismo que vaya a ser usado como pesticida natural y también deberá fijar los pasos para realizar una evaluación científica de estos productos, a fin de garantizar que su uso no acarrea ningún peligro para la salud humana.

Los bioplaguicidas

Estos tipos de plaguicidas se dividen en dos clases. Por una parte, están los bióticos (vivientes), los cuales están integrados básicamente de hongos y bacterias, organismos que tienen la capacidad de contrarrestar el ataque de las plagas y las enfermedades, debido a que se instalan en las plantas y evitan que éstas se dispersen.

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Por otro lado, también están los plaguicidas abióticos (no vivientes), que están compuestos por extractos de plantas y otros elementos que tienen como función principal bloquear o restringir el desarrollo de estos agentes negativos. Cabe destacar que algunos de estos pueden controlar insectos y enfermedades al mismo tiempo.

Asimismo, estos plaguicidas son fáciles de manejar y resultan ser más económicos en comparación con otros productos; además se pueden aplicar en distintas épocas del año, en cualquier lugar y en diferentes técnicas de cultivo, ya sea a campo abierto o bajo agricultura protegida. De esta manera su uso va a depender de la especie de plaga o enfermedad, del tipo de planta, de las necesidades de cada productor y de los recursos disponibles.