Tenemos noticias positivas, pero también negativas para argumentar la respuestas a esta pregunta. España registra una de las mayores tasas de recuperación de los bosques, sí, pero, al mismo tiempo, es uno de los países más vulnerables a la desertificación del continente europeo.

Si nos preguntáis por la superficie forestal os diremos que ha aumentado un 50% desde 1970. Bien. La otra cara de la moneda es que un área del tamaño de Andalucía está tan degradada que el bosque no podrá recuperarse de modo espontáneo, según el Mapa de Condición de la Tierra publicado por el Gobierno en 2014.

¿España se desertifica o gana bosques? Miha Rekar / Unsplash

Por otro lado, la AEMET ha cifrado en 30.000 kilómetros cuadrados la superficie que desde 1960 ha ascendido un peldaño en la categoría de aridez. ¿Qué sifinifica esto? Que un área similar a la extensión de Cataluña ha pasado de ser subhúmeda seca a semiárida.

La salud de nuestros bosques

La vegetación, el agua superficial y subterránea y el suelo (VAS) guardan una estrecha relación y son fundamentales para los ecosistemas, para la salud humana y para la disposición de agua y tierra fértil. No solo eso, también tienen un vínculo directo con la recuperación del bosque y la desertificación. Pero la situación y perspectivas de VAS es inquietante, siendo una preocupación especial la mitad sur de España. Si bien el porcentaje de superficie arbolada en España es uno de los más elevados de la UE (aunque debería ser mayor), nuestros bosques presentan baja biodiversidad y una salud deficiente.

A continuación, la salud de nuestros bosques en datos:

  • En el 60% de los bosques españoles una sola especie ocupa más de dos tercios de la superficie (fuente, el Diagnóstico del Sector Forestal Español).
  • Entre un 20% y un 24% de nuestros árboles presentan una defoliación importante. Su salud muestra una tendencia negativa desde 2006. En el sur, cientos de miles de encinas y alcornoques mueren debido a un proceso de decaimiento conocido como ‘seca’ (fuente Red Europea de Seguimiento de Daños en los Bosques).
  • Nuestros suelos tienen un bajo contenido en carbono y sufren altas tasas de erosión: un 12% de España pierde más de 50 toneladas de suelo por hectárea y año, cuando el límite tolerable se establece en 12 toneladas, cifra que es superada en el 46% de la superficie española.
  • Durante la segunda mitad del siglo XX los recursos hídricos disponibles se redujeron entre un 10% y un 20% en muchas cuencas. La mayoría de los acuíferos de Levante, del Sureste y del entorno de la Costa del Sol están sobreexplotados, así como algunos del interior, como el del parque nacional de Las Tablas de Daimiel. El abuso en la extracción de agua puede sentenciar también a Doñana.

¿España se desertifica o gana bosques? Pilar Flores / Unsplash

El calentamiento global no ayuda

La tarea que tenemos por delante no es sencilla. Si queremos evitar un evidente empobrecimiento biológico, económico y humano de España tenemos que acometer reformas de gran calado en los ámbitos que más afectan a VAS. ¿Qué papel juega ahí la reforestación?

La repoblación forestal efectuada por las administraciones públicas pasó de 198.217 hectáreas en 1996 a 4.618 en 2018. La disminución de las precipitaciones, especialmente en verano, y el aumento de la transpiración debido a las mayores temperaturas provocan una alta mortalidad entre los arbolillos recién plantados.

A eso se une la herbivoría, es decir, la depredación por parte del ganado y de los herbívoros silvestres. Estrés hídrico y herbivoría son una condena para gran parte de los plantones, a no ser que se pueda invertir en su mantenimiento. Pero esto solo es posible en zonas accesibles y en superficies más pequeñas.

Por ello, en la mayor parte de España tiene más sentido realizar más reforestaciones, pero más pequeñas, de modo que podamos mantenerlas durante varios años tras la plantación y garantizar que un porcentaje razonable de árboles saldrá adelante y llegará a producir semilla.

Estos futuros bosquecillos actuarán como nodriza

Si no cuidamos nuestros bosques, serán más vulnerables a las sequías, a las plagas y al fuego. En consecuencia, al degradarse o quemarse nuestros bosques las emisiones de CO2 resultantes anularán otros esfuerzos de reducción.

¿España se desertifica o gana bosques? GreenForce Staffing / Unsplash

Ante esta situación, debemos apoyar la gestión forestal, la restauración de los ecosistemas más vulnerables a la desertificación y la plantación en áreas agrícolas para mejorar la biodiversidad creando corredores ecológicos. Concretamente en las lindes entre fincas y en los numerosos baldíos que salpican el territorio.

Además, es urgente plantar en este tipo de zonas, porque a medida que avance el calentamiento global será más difícil y costoso lograr el arraigo de los plantones.

Recuperar nuestra cubierta vegetal es una prioridad que debe tener un enfoque a largo plazo. Requiere un esfuerzo sostenido y sustentado. Es importante aumentar el rendimiento de la siembra de semillas como alternativa a la plantación.

Es clave también reducir la demanda de auga y aumentar y mejorar la depuración. En cuanto al suelo, lo contaminan tanto las actividades industriales como la agricultura. Las malas prácticas agrícolas producen ingentes pérdidas por erosión. La agricultura intensiva contribuye al empeoramiento de acuíferos y del suelo, especialmente en los últimos años, con la incorporación del regadío y las altas densidades de plantación a cultivos leñosos tradicionalmente de secano, como la vid, el olivo y el almendro.

Por último, el Estado debe diseñar una estrategia para reducir la dependencia económica que algunas comarcas tienen tanto de este sector como del turismo, que también es un gran consumidor de agua y de alimentos procedentes de la agricultura intensiva. España no puede ser la despensa de Europa mientras dependa de aguas superficiales y subterráneas.

* Miguel Ángel Ortega es presidente de Reforesta.

Artículo de referencia: https://reforesta.es/espana-desertifica-gana-bosques/