Los barcos movidos por Gas Natural Licuado (GNL), que es presentado como un combustible limpio y no contaminante, no suponen en realidad ninguna ventaja para la atmósfera e incluso pueden ser más contaminantes que los propulsados por fuel oil, según una investigación dada a conocer por la entidad Transpor & Environment, especializada en el impacto del tráfico marítimo.

El transporte marítimo internacional supone en la actualidad el 3% de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera a nivel global, una proporción similar a la que arroja la aviación. La ONU ha alertado de que, si no se toman medidas, para 2050 ese porcentaje habrá escalado hasta el 17%.

Con esta advertencia sobre la mesa, así como con las exigencias -no vinculantes- de Europa para que la industria naval recorte un 40% las emisiones de CO2 de todos los barcos en 2030 (en comparación con los niveles de 2018), el sector se encuentra en un período de reconfiguración de su actividad, empezando por algo tan básico como el combustible que la mueve.

Y en esa carrera por sustituir el combustible tradicional de los barcos, el gas natural licuado (GNL) -gas natural en estado líquido- está ganando terreno a pasos agigantados en los últimos años.

Barco de transporte de GNL H.aruga/nyk.com

Aunque no deja de ser un combustible fósil, al gas natural licuado se le atribuyen beneficios como un recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, el óxido de nitrógeno o las partículas finas.

El metano es la clave

Ante la proliferación del GNL como alternativa ‘verde’ en el transporte marítimo, la organización europea Transport & Environment decidió investigar su impacto real en las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Su conclusión es clara: el gas natural licuado no solo no es la solución al cambio climático, sino que, además, contribuye a acelerarlo. ¿La clave? El metano.

T&E asegura que, aunque los barcos ‘eco’ que son propulsados con GNL no producen smog -nube tóxica oscura-, son responsables de una grave emisión “invisible a simple vista” de metano no quemado, que se filtra y acaba en la atmósfera, contribuyendo a agravar el calentamiento del planeta.

La organización empleó una cámara infrarroja con un filtro especial para detectar gases de hidrocarburo en el puerto de Róterdam (Holanda), el más grande de Europa. Con este equipo estudió los escapes de metano de los barcos de gases de efecto invernadero más conocidos.

La consultora TCHD Consulting, experta en imágenes ópticas de gas, analizó las imágenes del buque Ecodelta, además del portacontenedores gigantes del Louvre, CMA CGM, con sede en Francia. Según Transport & Environment, ambas embarcaciones evidenciaron que se estaban liberando “intensas” emisiones de hidrocarburos no quemados, pérdidas que se producen en los motores de los barcos.

A la izquierda, emisiones de metano en un barco de GNL Transport and Environment

Por ello, Transport & Environment señala que casi el 80% del gas licuado que se quema en los motores de los barcos genera más problemas ambientales que los motores tradicionales que utilizan fuel oil.

Para explicarlo, aportan como prueba visual una imagen tomada con la cámara infrarroja en la que se aprecian las emisiones de calor y de gas de la chimenea de escape de los motores de uno de los barcos analizados.

A medida que se aleja de la chimenea, la luz brillante se desvanece y deja una columna de gas, esto es, las emisiones de hidrocarburos no quemados que se están desprendiendo. En el GNL, el 90% de su composición suele ser metano, un agente nocivo para la salud del planeta, según subrayan T&E, con un poder de calentamiento climático 80 veces superior al del dióxido de carbono en un período de 20 años.

Perpetuar los combustibles fósiles

«Europa oculta un oscuro secreto en el mar. Al promover las embarcaciones de GNL, los dirigentes europeos nos conducen irrevocablemente a un futuro con una alta dependencia de este combustible fósil. Por muy verdes que los pinten, la mayor parte de los barcos propulsados por GNL disponibles hoy en día en el mercado son mucho más perjudiciales para el clima que las embarcaciones de combustibles fósiles a las que se supone que deben sustituir”, denuncia la responsable del departamento de Transporte Marítimo de esta organización, Delphine Gozillon.

Con estos resultados, Transport & Environment critica que la proliferación del GNL responde a presiones del sector del gas fósil para consolidarlo como una solución “ecológica” minimizando el alcancer eal de los escapes de metano.

El gas natural es también un combustible fósil getty

La entidad asegura que para 2025 dos tercios de las nuevas embarcaciones que salgan a flote funcionarán con GNL, lo que supondrá que una quinta parte del combustible empleado en el sector marítimo europeo en 2030, perpetuando así el uso de combustibles fósiles hasta 2040.

«Nos encontramos en plena crisis climática, no podemos permitirnos emitir más metano a la atmósfera. Nuestra investigación es sólo una pequeña muestra, pero debería servir como advertencia a los responsables políticos: favorecer el GNL es apostar a caballo perdedor. En su lugar, deberíamos priorizar soluciones 100% ecológicas basadas enteramente en el hidrógeno verde», añade Gozillon.

Fuente: https://www.transportenvironment.org/discover/el-metano-que-escapa-de-los-barcos-propulsados-por-gas-natural-agrava-la-crisis-climatica-investigacion/

Contacto de la sección Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es