La comarca malagueña de La Axarquía es uno de los principales focos de desertificación de la península ibérica, una situación agravada por el auge de cultivos de regadío de frutos subtropicales como el mango o el aguacate (grandes consumidores de agua), en zonas anteriormente dedicadas a cultivos de secano.

El borrador de la Estrategia Nacional de Lucha Contra la Desertificación expone que, mientras las tierras de cultivo han disminuido un 3 % entre 2008 y 2018, las relativas al regadío de cultivos leñosos, como el mango, se han incrementado un 2,1 % en ese mismo periodo, según informa Efe.

Entre las provincias más perjudicadas por la pérdida de suelo, Málaga se encuentra a la cabeza, junto con Barcelona, al haber perdido, de media, unas 90 toneladas por hectárea por año, mientras que la región de La Axarquía es mencionada en el Inventario Nacional de Erosión de Suelos (INES) como «la comarca malagueña que más sufre este proceso». 

El mango, una fruta rentable pero destructiva

Conforme a los datos del Observatorio de Precios y Mercados, Málaga alberga, con más de 4.296 hectáreas de cultivo (un 90 % del total de Andalucía), la mayor plantación de mangos de España, un fruto «rentable y que requiere poca mano de obra para su trabajo», según el coordinador de GENA-Ecologistas en Acción Rafael Yus. 

Los mangos consumen mucha agua Pixabay

La Axarquía, lugar en el que se halla la principal concentración de esta fruta, es una zona montañosa, donde tradicionalmente «ha abundado el cultivo de secano en las laderas, construyéndose terrazas o balates para evitar la pérdida de suelo», explica Yus.

Sin embargo, la conversión de estos cultivos de secano en cultivos de regadío subtropicales, como el mango o el aguacate, ha venido acompañado del uso de maquinaria pesada, «que era algo que nunca había ocurrido, y que daña al suelo eliminando toda su cobertura vegetal y destrozando la tierra». 

«Cuando hablamos de desertificación, tendemos a pensar en la pérdida del suelo porque es lo más visual», subraya Yus, que apunta a que «hay otras formas de degradación», como la que se produce en La Axarquía, relativas a «la pérdida de calidad en el suelo». 

El experto denuncia que las plantaciones de mangos están agotando los recursos hídricos de la zona «hasta el punto en que se ha valorado emplear plantas desaladoras para abastecer a la población, y así poder destinar la totalidad del agua embalsada a la agricultura».

Piden a la Junta que intervenga

Yus incide en que «los cultivos no necesitan tanta agua como están demandando sus propietarios», y alega que «el agua sobrante es vendida por los agricultores a los dueños de las explotaciones que ya han superado el límite permitido» de consumo. 

Por todo ello, Yus reclama que la Junta de Andalucía intervenga para «mejorar el sistema de riego» y «limitar las hectáreas destinadas al cultivo». 

Plantación de mangos Buzzle

Gabriel del Barrio, de la Estación Experimental de Zonas Áridas, advierte del peligro de otorgar, en España, «carta de naturaleza» a cultivos foráneos como el mango, ya que «el cambio en el uso del uso conlleva incrementar las ganancias en un territorio cada vez menor» y menos protegido. 

De ahí que la Estrategia Nacional de Lucha contra la Desertificación pone el acento no tanto en el tipo de cultivo como en la «existencia de cobertura» vegetal que proteja el suelo de la erosión. 

Sin embargo, del Barrio dice que esta premisa es correcta en el caso de los cultivos de secano, mientras que en los de regadío, como el mango, «la cobertura no solo no preserva al suelo de la erosión, sino que se convierte en un factor de riesgo». 

A este respecto, el técnico en agua de Greenpeace Julio Barea, pone como ejemplo el caso de las plantaciones de maíz en las proximidades del desierto de Los Monegros (Aragón), algo que «carece de sentido, ya que el maíz necesita mucha agua, con lo que ubicar este cultivo junto a un desierto es inexplicable».

.....

Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es