En los fondos del estrecho que separa las islas de Ibiza y Formentera crece la planta más extensa y longeva del planeta: una inmensa pradera de Posidonia oceanica (una fanerógama submarina) que forma en realidad un único ejemplar con una edad mínima estimada de 100.000 años y una extensión y una longitud de alrededor de ocho kilómetros. En realidad se trata del “organismo vivo más grande que se ha documentado hasta ahora” en todo el mundo, según dio a conocer un equipo internacional de científicos en 2006, integrado por expertos del CSIC, la Universitat de les Illes Balears y otros de Portugal, Caribe y Estados Unidos.

Sin embargo, durante los últimos días otro estudio acaba de proclamar como “la planta más grande y antigua del mundo” otra especie diferente, situada en Australia, pero que curiosamente comparte muchas similitudes con la Posidonia oceanica de Ibiza y Formentera. Es más: se trata en realidad también una planta del mismo género, llamada Posidonia australis.

Investigadores de la Universidad de Australia Occidental (UWA) han descubierto una pradera de esta planta marina en Shark Bay, en el oeste del país, que según sus cálculos tendría 4.500 años y se extendería a lo largo de 180 kilómetros cuadrados, con una longitud de unos 10 kilómetros, según ha pubilcado la revista científica Proceedings of the Royal Society.

Posidonia australis UWA

Los científicos esteaba estudiando la diversidad genética de las praderas submarinas de Shark Bay cuando repararon en que dichas praderas estaban formadas, en realidad, por una sola planta, o un ‘clon’ surgido de la misma semilla, que se habría ido replicando sucesivamente.

La autora principal del estudio, Jane Edgeloe, de la UWA, ha explicado en un comunicado que su equipo generó una ‘huella digital’ utilizando 18.000 marcadores genéticos para comprobar la diversidad de esta pradera: “La respuesta nos dejó boquiabiertos: solo había una planta, que se ha extendido más de 180 kilómetros cuadrados en Shark Bay, lo que la convierte en la planta más grande conocida en la Tierra”, añadió.

Para calcular la edad del ejemplar, los científicos contabilizaron el área total estimada de la pradera en la zona y la dividieron por el rango de extensión anual del rizoma (de 15 a 35 centímetros por año). De este modo, se obtuvo una edad mínima de 4.500 años.

Pero, pese al anuncio hecho por el equipo australiano, la planta via más antigua del mundo sigue siendo la que yace bajo el fondo marino de las islas Pitiusas. Entre Ibiza y Formentera se extiende un gigantesco ejemplar de proporciones parecidas al de Australia, pero muchas más longeva. Sus 100.000 años rebasan con mucho los 4.500 de la Posidonia australis.

La posidonia de Ibiza y Formentera, “la más longeva del planeta”

Pero ¿cómo es posible que, siendo más joven la australiana, se haya expandido hasta alcanzar la misma superficie que la ibicenca, en mucho menos tiempo?

El oceanógrafo y experto en posidonia Carlos Duarte ofrece la respuesta. Conocedor de la investigación de la Universidad de Australia Occidental (él mismo fue el director de su instituto oceánico en la década pasada), Duarte explica que ello se debe que “la especie de angiosperma australiana crece mucho más rápido que la mediterránea”.

En todo caso, la pradera que hay entre Ibiza y Formentera “sigue siendo la planta más longeva del planeta”, aclara.

Posidonia oceanica en los fondos de Ibiza CMA/Ibanat

“No se trata de una competición del Libro Guiness de Récords, sino que el nuevo estudio viene a confirmar que las angiospermas marinas son los organismos vivos más grandes del planeta, además de tener un papel fundamental como sumideros de carbono”, señala Duarte, que actualmente trabaja en la Universidad de Arabia Saudí.

En todo el Mediterráneo hay unos 50.000 kilómetros cuadrados de esta planta, endémica de este mar, y de esta superficie un cinco por ciento se encuentra en Baleares, lo que supone entre 2.000 y 3.000 kilómetros cuadrados de praderas submarinas.

Sin embargo, la Posidonia oceanica podría tener los días contados. La pérdida anual de esta especie supera en el Mediterráneo el 5%, según la Universitat de les Illes Balears, debido, entre otras causas, a la ‘tropicalización’ que sufre este mar, donde las temperaturas del agua suben aún más que las del aire, lo que favorece la expansión de numerosas especies exóticas invasoras y debilitan las autóctonas.

Además, hay que tener en cuenta que la posidonia crece muy lentamente, a un ritmo de menos de dos centímetros al año, y además tiene una escasa producción de semillas, lo cual, según los científicos, hace que cualquier pérdida que sufra sea prácticamente irreversible, pues su recuperación tarda siglos.

“Campeona en el secuestro de CO2 de la atmósfera”

El profesor Carlos Duarte ha destacado el excepcional papel que juegan estas praderas submarinas en la captura de CO2 de la atmósfera, hasta tal punto de que este científico califica a dicha planta como “campeonas del secuestro de carbono de nuestra biosfera”. “Una hectárea de las praderas de posidonia en el Mediterráneo secuestra tanto carbono como 15 hectáreas de bosque amazónico y, además, no se quema”, afirma en alusión a los incendios que padece la citada selva tropical.

Los fondeos incontrolados de yates que sufre esta pradera en verano, que soporta una presión turística incompatible con su conservación, así como los vertidos contaminantes desde emisarios submarinos y buques, además del calentamiento del agua, ponen a esta importantísima especie en una situación muy comprometida.

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