En los últimos 20 años, la extensión del olivar en Andalucía ha aumentado en 115.000 hectáreas, un crecimiento coincidente con el área de distribución de aves esteparias como la avutarda y el sisón, dos especies más que representativas del campo andaluz y en una situación de declive.

Ambas aves están incluidas en el catálogo de flora y fauna silvestre andaluza amenazada, al estar especialmente afectadas por la intensificación de los cultivos y la pérdida gradual de su hábitat, tradicionalmente ligado a zonas agrícolas.

A nivel nacional, el sisón está catalogado como en peligro, mientras que la avutarda lo está como casi amenazada en el Libro Rojo de las aves de España que publicó en 2021 la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife). Pero ¿qué las amenaza?

Estas aves esteparias suelen habitar espacios abiertos formados por pastizales, así como plantaciones de cultivos anuales, como los campos de cereales o las campiñas. Sin embargo, la imparable extensión de las zonas de olivar está perjudicando a estas especies, ya que el olivo es un cultivo perenne y no anual.

Sisón común Pinterest

Esta situación empeora aún más allí donde prolifera el olivo intensivo, frente al tradicional, con una mayor densidad de árboles (entre 200 y 500 olivos por hectárea frente a los 100 que suele haber en una plantación tradicional) para obtener una mayor rentabilidad de la explotación. Esto contrasta con el hábitat de las avutardas y los sisones, caracterizados por tierras casi yermas, amplias y con poca vegetación.

En definitiva, esta extensión del olivo acaba por fulminar los ambientes esteparios, caracterizados por espacios extensos, creando una amenaza real para las especies que habitan en ellos. Es la conclusión de una investigación de la Universidad de Córdoba y de la Universidad Técnica de Manabí (Ecuador), publicada en Bird Conservation Intenational, a partir de los datos facilitados por la base de datos por satélite Corina Land Cover, que permite analizar cómo ha cambiado el uso del suelo.

El estudio comprobó que en un período de 18 años (del 2000 al 2018), los nuevos olivos habían ocupado entre un 2,14% y un 2,16% del hábitat de la avutarda eurasiática y el sisón común en Andalucía, cada vez más limitadas por el avance del cultivo leñoso en detrimento de los campos de cultivo, fragmentando el paisaje andaluz y desplazando a estas dos especies.

Prohibir su cultivo en zonas clave

Por ello, los investigadores recalcan que urge avanzar en una regulación para preservar las áreas de distribución de estas dos aves amenazadas frente a la extensión de los olivos, por ejemplo, prohibiendo su cultivo en “puntos calientes” debidamente identificados, como las zonas de cortejo o de nidificación.

Como explica José Guerrero Casado, investigador del Departamento de Zoología de la UCO y participante en el estudio, “es necesario tomar medidas para preservar los hábitat de estas aves”, ya sea evitando implantar olivares en zonas sensibles para las dos especies o replanteando la utilidad de las IBAs, esto es, Áreas Importantes para las Aves y la Biodiversidad establecidas por Bird Life International como un reconocimiento a zonas que se deberían conservar para proteger a las poblaciones de aves.

Campos de olivar en Andalucía Europa Press

De hecho, este estudio ha demostrado que miles de hectáreas de olivar han sido plantadas dentro de las IBAs que fueron diseñadas con el fin de proteger el hábitat de la avutarda y el sisón entre otras especies.

"Aunque la expansión del olivar en las últimas dos décadas no ha sido tan importante cuantitativamente --5%, aunque no es poco--, sí lo ha sido cualitativamente, porque se ha producido a costa de ocupar de tierras de labor dedicadas a cultivos cerealistas y ha tenido un impacto en la pérdida y fragmentación de hábitat que ha venido a sumarse al acumulado en décadas anteriores", añade el delegado de SEO/BirdLife en Andalucía y responsable del proyecto Life Olivares Vivos +, José Eugenio Gutiérrez.

Los investigadores lamentan que no existe un marco legal que proteja las Áreas Importantes para las Aves y la Biodiversidad (IBAs) por lo que proponen como solución que la Política Agraria Comunitaria para el periodo 2023-2027 contemple medidas para proteger y mejorar el estado de conservación de los campos abiertos de cultivo en esas zonas, además de subvenciones a los agricultores para evitar que esos terrenos sean reconvertidos a olivar intensivo, en busca de una mayor rentabilidad.

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