"Reducir el consumo de azúcar tendría importantes beneficios en la lucha contra el cambio climático, así como en la recuperación de las crisis sanitaria y económica asociadas a la pandemia del coronavirus". Con esta frase resume la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) la conclusión de un estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA) que analiza los cobeneficios climáticos y de sostenibilidad que implicaría reducir el consumo de azúcar en el mundo. También provocaría importantes beneficios en la salud humana.

Cumplir con los objetivos de sostenibilidad ambiental y, al mismo tiempo, recuperarse de las crisis económicas y de salud derivadas de la pandemia requiere "soluciones políticas creativas", señála el estudio, titulado ‘Impuestos al azúcar para objetivos climáticos y de sostenibilidad’ y publicado en ‘Nature Sustainability’.

Los investigadores subrayan que los cultivos de azúcar son posiblemente los menos eficientes para consumir desde una perspectiva de salud, pero los más eficientes para la producción de biocombustibles. Los científicos analizaron los beneficios colaterales de sostenibilidad de reducir el consumo de azúcar mediante la reorientación de las tierras de cultivo de azúcar existentes hacia usos alternativos.

Según los resultados del estudio, las emisiones podrían caer entre 20,9 y 54,3 millones de toneladas de CO2 al año si la Unión Europea (UE) redujera su consumo de azúcar de acuerdo con las pautas sanitarias y el excedente de caña de azúcar brasileño fuera redirigido a la producción de etanol. Pero hay escenarios en los que la caída de las emisiones llegaría a ser el doble y el cuádruple.

Aumentar los impuestos sobre el azúcar

"Estos ahorros serían alrededor de cuatro veces mayores que una estrategia alternativa de forestación de las tierras de cultivo de remolacha azucarera existentes en la UE y duplicarían los de la producción de etanol de remolacha azucarera en la Unión Europea", recoge el informe, firmado por Lewis C. King y Jeroen van den Bergh, ambos del ICTA-UAB.

Expositor de una pastelería. pixabay

"Lograr esto a través de políticas dirigidas al cambio de comportamiento, con un papel importante para los impuestos sobre el azúcar, no solo reduciría los impactos ambientales de los biocombustibles, sino que también proporcionaría beneficios económicos y para la salud", destacan en el resumen de la investigación.

El estudio concluye que un acuerdo UE-Brasil centrado en la producción de azúcar a partir de la remolacha azucarera y que ese país sudamericano produzca etanol a partir de la caña de azúcar proporcionaría los mayores beneficios medioambientales a la sociedad.

La producción de etanol de caña de azúcar ya ha demostrado ser una alternativa económicamente viable al azúcar en Brasil, resaltan los expertos. Por lo tanto, el impacto económico en los agricultores tanto de la UE como de Brasil sería mínimo, lo que daría como resultado una especialización equitativa entre los países que proporciona mejoras en el bienestar mediante la reducción de las externalidades negativas.

"Es un claro ejemplo de cómo una amplia colaboración puede ayudar a dirigir a la sociedad en una dirección más sostenible", señala Jeroen van den Bergh.

Enfoque similar al del consumo de tabaco

Lograr esta reducción en el consumo de azúcar probablemente implicaría un enfoque similar al que ha ayudado a la UE a reducir considerablemente su consumo de tabaco en las últimas décadas: educación y políticas dirigidas al cambio de comportamiento, con un papel importante para los impuestos, destaca la UAB.

"Se ha demostrado que los impuestos sobre el azúcar son efectivos y políticamente populares en países como el Reino Unido y, por lo tanto, presentan un instrumento político prometedor para contribuir indirectamente a lograr los objetivos del cambio climático", añade la entidad académica.

Plantación de caña de azúcar. unsplash

La tributación del azúcar, además, no afectará solo al uso final, sino que también reducirá el uso de azúcar por parte de los sectores de producción, como las bebidas.

"Para que las políticas de sustentabilidad sean eficientes y efectivas, debemos considerar el impacto total en los tres pilares: ambiental, social y económico. Cambiar la forma en que usamos los cultivos de azúcar presenta una estrategia atractiva desde esta perspectiva, ya que el azúcar es posiblemente el menos eficiente para su uso como alimento, además de sus impactos negativos en la salud; además, es el cultivo más eficiente para biocombustible desde el punto de vista de la energía neta”, afirma King, primer autor del artículo.

La UE consume aproximadamente el 12% del azúcar del mundo. La mayoría del azúcar consumido en la UE es todavía de remolacha, pero todo indica que en los próximos años la cuota de mercado de la caña de azúcar en el mercado se incrementará considerablemente.

Una ingesta "lo más baja posible"

Los azúcares son una fuente de energía. Algunos tipos de azúcar (por ejemplo, la glucosa) son necesarios para el correcto funcionamiento de órganos, como el corazón y el cerebro. Los carbohidratos de los alimentos ricos en almidón pueden ser utilizados como fuente de glucosa por el organismo.

Pero la evidencia científica respalda las recomendaciones de la UE de limitar la ingesta de azúcares añadidos y libres. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) de la Unión Europea considera que la ingesta de azúcar debe ser "lo más baja posible", en consonancia con una dieta nutricionalmente adecuada.

El consumo excesivo de azúcar está relacionado con la diabetes. pixabay

Aunque una evaluación de más de 30.000 publicaciones por parte de la EFSA ha concluido que “no es posible fijar un consumo máximo tolerable” de azúcar diario sobre una base científica, los especialistas confirman la relación –con distintos grados de certeza– entre los azúcares y una serie de problemas de salud.

El exceso de azúcares alimentarios se almacena en el organismo, por ejemplo, en forma de grasa para un uso posterior. Si estas reservas no se usan, pueden acumularse con el tiempo y producir problemas en el organismo.

Entre las enfermedades metabólicas relacionadas con la ingesta excesiva de azúcar figuran las cardiovasculares, la caries, la obesidad, la enfermedad hepática, la diabetes de tipo 2, el colesterol malo alto, la gota y la hipertensión. 

Informe de referencia: https://www.nature.com/articles/s41893-022-00934-4