La Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana ha aprobado un plan para reforzar el control de las poblaciones de jabalís y arruís en cinco parques naturales para reducir el impacto de estas especies sobre otras especies amenazadas y las actividades humanas.

El proyecto, que cuenta con fondos europeos, pretende mejorar la conservación de especies amenazadas en los parques naturales del Marjal de Pego-Oliva, El Prat de Cabanes-Torreblanca, el Desert de les Palmes, la Font Roja y la Serra de Mariola en una extensión de cerca de 6.200 hectáreas protegidas.

Los objetivos del proyecto son reducir la densidad de las poblaciones de jabalí y arruí, disminuir su impacto sobre otras especies amenazadas y las actividades humanas, mejorar la información disponible sobre las citadas especies, aumentar la cooperación entre usuarios y Administración y fomentar las buenas prácticas.

En los territorios sobre los que se realizará el programa se ha detectado una sobreabundancia de jabalí, muy superior al estado de normalidad, mientras que el arruí está calificado por la normativa estatal y autonómica en los espacios naturales protegidos como especie invasora con directrices de gestión encaminadas a la erradicación.

Ejemplar de jabalí Pixabay

La sobreabundancia de estos animales impacta sobre especies de flora amenazada, nidos de aves o la población del conejo de monte, presa de otras especies en situación de riesgo.

Los trabajos, que se realizarán mediante una encomienda al Grupo Vaersa, tienen un plazo de 24 meses y un presupuesto de 700.000 euros. En la primera fase del proyecto se realizarán los muestreos necesarios para conocer el estado de las especies, tanto del jabalí y del arruí, como de las especies de flora y fauna cuya conservación está comprometida por la abundancia de los citados mamíferos.

Tras recabar la información, los técnicos propondrán las acciones necesarias para reducir las poblaciones de jabalí i arruí e informarán y recabarán la opinión de los colectivos implicados como ayuntamientos, cazadores, conservacionistas o agricultores. Cabe recordar que la monitorización de daños agrícolas o la captura de jabalís en cotos requieren de la autorización de sus titulares.

En la fase dos del proyecto se aplicarán las medidas directas e indirectas establecidas en la primera fase. Esta iniciativa, que pretende mejorar la gestión del territorio, tiene un importante componente de investigación para conocer mejor el impacto de especies cada vez más abundantes frente a otras cada vez más escasas.

El arruí, la cabra que devasta el medio

El arruí es un tipo de cabra montesa invasora muy robusta y polémica en provincia como Alicante. En ocasiones, bajan desde la sierra alicantina, donde se han multiplicado en los últimos cuatro años, y devoran las cosechas. Los agricultores calculan que por los montes puede haber al menos una docena de clanes de entre 20 y 40 ejemplares, cerca de medio millar de animales que les están causando pérdidas irreparables en sus cultivos y por tanto en su economía. De ahí que reclamen poder cazarlos o de lo contrario que la administración coloque comederos por las sierras alicantinas como hay en Cazorla para los ciervos, corzos y muflones, y en Asturias para los osos.

Dos hembras de arruí Sergio Eguía/Quercus

Los arruís son típicos de las zonas montañosas del desierto del Sahara, llegaron a la provincia desde la sierra de Espuña, en Murcia, donde fueron introducidos hace unas cuatro décadas.

La legislación sobre el control del arruí ha dado muchas vueltas y ahora se permite la caza con limitaciones. La Conselleria de Agricultura inició en 2014 la redacción de un plan que la catalogaba como especie cinegética por su perjuicio a especies autóctonas como la cabra montesa y a la agricultura, pero una legislación estatal posterior, de 2018, indultaba al arruí y solo permitía su caza en determinadas áreas.

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