Las islas de coral y sus arrecifes crecen y se encogen de forma natural debido a complejos procesos biológicos y físicos que aún no se han entendido completamente. En la actualidad, el cambio climático los está perturbando aún más, lo que genera nuevas incertidumbres en los espacios oceánicos donde los Estados tienen derechos y responsabilidades y los pequeños estados insulares, porque podrían alterarse las fronteras marítimas.

Los científicos, no obstante, sostienen que una serie de tecnologías y nuevos enfoques, junto con una mayor investigación sobre el comportamiento de las islas de arrecifes de coral, ayudarán a disipar algunas de las incertidumbres existentes.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Sydney, publicado en ‘Environmental Research Letters’, ha concluido que las reglas para atolones y arrecifes de coral en el derecho internacional del mar, que ya son de por sí complejas y están sujetas a interpretación debido a su naturaleza cambiante, estarán bajo mayor presión a medida que el nivel del mar aumente y la acidificación del océano interrumpa la integridad de los arrecifes.

"Es una tormenta perfecta que está trayendo inestabilidad e incertidumbre a lo que ya son límites difíciles de determinar con gran precisión", señala Thomas Fellowes, investigador asociado postdoctoral en la Facultad de Geociencias de la Universidad de Sydney y autor principal del estudio.

"También hay consecuencias geopolíticas. Las islas de arrecifes de coral son la base legal de muchas grandes zonas marítimas. Por lo tanto, las perturbaciones climáticas que ya estamos viendo, y las que veremos en las próximas décadas, pueden tener un impacto sustancial no solo para los pequeños estados insulares, sino en disputas fronterizas muy disputadas en lugares como el Mar de China Meridional", añade.

Preocupación en varias naciones

Un tratado firmado por 167 naciones y reconocido casi universalmente rige todo, desde mares territoriales, hasta 12 millas náuticas desde una costa o línea de bajamar de un arrecife, hasta zonas económicas exclusivas de hasta 200 millas náuticas. También codifica las reglas para la libertad de navegación y permite a las naciones explotar, conservar y regular los recursos en sus aguas territoriales.

Isla de Kuredu, en las Malvinas. Unsplash

"En las islas de coral, la 'línea de bajamar' exterior del arrecife se usa como línea de base legal para establecer zonas marítimas", apunta Frances Anggadi, estudiante de la Universidad de Sydney.

"La posible pérdida de zonas marítimas por los cambios en las líneas de base de los arrecifes debido al cambio climático es una preocupación seria para naciones como Kiribati, así como para las más grandes como Australia, que dependen de los arrecifes y las islas para mantener sus reclamos", alerta.

Todavía no hay un acuerdo claro sobre si los cambios en la integridad estructural de las islas de arrecifes de coral debido al clima generarán vulnerabilidades legales. "Puede que no, y eso es lo que creen muchos países insulares del Pacífico. Lo que está claro es que se necesita una comprensión más detallada del comportamiento de las islas de arrecifes de coral, junto con un replanteamiento de las normas legales", indica Fellowes.

"Los arrecifes de coral son vulnerables, solo prosperan dentro de un rango específico de condiciones biofísicas, oceánicas y climáticas. Pero los cambios en la sedimentación debido al cambio climático pueden aumentar (la superficie) de las islas de coral y fortalecer algunos reclamos marítimos. No está del todo claro que habrá sólo perdedores", indica.

Arrecifes de coral en peligro

Los investigadores argumentan que una solución es definir líneas de base de arrecifes con coordenadas geográficas como GPS o enfoques de detección remota como batimetría satelital. Otra posibilidad es "comprender mejor cómo el cambio climático afectará la habitabilidad de la isla, ya que mantener la habitación humana o la vida económica en un lugar es otra forma de establecer un reclamo viable en virtud del tratado".

Pero para que estos enfoques funcionen, se necesitan "más datos sobre cada sistema de islas de arrecifes de coral para delinear con mayor precisión el verdadero alcance de las reclamaciones existentes y comprender mejor qué aspectos del cambio climático podrían afectarlos en el futuro", destaca la Universidad de Sydney.

Gran barrera de coral, en Australia. Katerina Katopis / Ocean Image Bank

Según los científicos, hay cuatro formas en las que el cambio climático está alterando los sistemas de arrecifes de coral de manera que pueden afectar los límites marítimos: el aumento del nivel del mar, el calentamiento de los océanos, la acidificación de los océanos y el aumento de las tormentas.

Cada uno de ellos tiene un impacto en los procesos biofísicos interconectados que permiten la creación, la ampliación, el retiro y la estabilidad estructural general de los arrecifes de coral y las islas coralinas.

Por ejemplo, las temperaturas más altas desencadenan la "expulsión" de algas simbiontes y otros invertebrados, lo que provoca la decoloración de los corales, y si mueren suficientes organismos coralinos, puede provocar el colapso de los arrecifes.

Además, los océanos se acidifican a medida que absorben más y más dióxido de carbono, lo que reduce la saturación de minerales y dificulta la formación de corales. Porque las especies constructoras de arrecifes comienzan a cambiar sus estructuras esqueléticas para depender de menos del carbonato, lo que pone en peligro la integridad general del arrecife.

Estudio de referencia: https://iopscience.iop.org/article/10.1088/1748-9326/ac8a60

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