La distancia entre la Tierra y el Sol también tiene una influencia en el clima del planeta. Los científicos han descubierto que los 150 millones de kilómetros que nos separan del Sol, unidos a la inclinación terrestre, tienen un papel más relevante de lo que se creía, pudiendo incluso haber contribuido a las grandes heladas que han asolado la Tierra.

Así lo afirman en un estudio publicado en la revista ‘Nature’ un grupo de investigadores de la Universidad de Berkeley, en California (EEUU), que afirman que existen dos ciclos que afectan al clima de la tierra: uno regido por la distancia y otro por la inclinación. Analizando estas dos variables en los modelos climáticos, el grupo de investigación ha descubierto que ambas tienen un impacto directo en la dinámica de ‘lengua fría ecuatorial’, que es una de las únicas estructuras climáticas que no se ha calentado con el cambio climático. 

La ‘lengua ecuatorial fría’ es una zona situada en el este del Pacífico cuyas temperaturas se mantienen por debajo de otros mares del mundo y es uno de los factores que influye en el evento El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), un patrón natural que causa el enfriamiento o el calentamiento de la superficie del Pacífico oriental.

Lo que hallaron los investigadores es que ambos ciclos afectan a esta corriente superficial por separado, debido a que el ciclo anual del efecto distancia (generado por la órbita) es ligeramente más largo que el de la inclinación (eje de la Tierra). Sin embargo, cuando ambos coinciden -una vez cada 22.000 años-, el efecto es mucho más intenso y duradero, lo que, según sus primeras hipótesis, podría generar cambios tan profundos que podrían dar lugar a una Edad de Hielo.

Relación entre las estaciones y la inclinación de la Tierra geovirtual

Los dos ciclos coincidirán dentro de 11.000 años

Sin embargo, se trata de un riesgo aún muy lejano. Teniendo en cuenta que hoy en día la diferencia entre ambos ciclos es de unos 25 minutos, los científicos creen que volverán a coincidir en unos 11.000 años. Y esto, como augura John Chiang, profesor de Geografía en la Universidad de Berkeley, “tendrá un efecto directo en las estaciones y el clima”.

Por esta razón, para los investigadores, la prueba de que existen dos ciclos anuales con influencia en una de las corrientes marinas moduladoras del clima, es motivo suficiente como para “revisar” toda la información paleoclimática, añadiendo este nuevo indicador.

"Tradicionalmente, se ha prestado muy poca atención al ciclo estacional de la lengua fría, porque la mayoría de la gente piensa que está resuelto", explica Chiang, que destaca que lo que muestra su investigación, precisamente, es que su solución aún está muy lejos.

“Todavía hay misterios en este tema” y entre ellos destaca la aparente nula influencia del cambio climático en ella. Además, las conclusiones del artículo “también plantean la pregunta de si la distancia cambiante entre el Sol y La Tierra también contribuye a los ciclos estacionales en otras zonas de la Tierra”.

La diferencia entre ambos ciclos de distancia entre la estrella y el planeta provoca que sus efectos combinados varíen con el tiempo. El “efecto distancia”, como lo han bautizado, en lugar de marcar diferencias de temperaturas entre el hemisferio norte y el sur, lo hace entre el “hemisferio continental”, dominado por grandes extensiones de tierra, como América, África y Eurasia, y el “hemisferio marino”, dominado por el Océano Pacífico.

Dentro de 11.000 años coincidirán los ciclos de distancia al sol y de inclinación de la Tierra Pixabay

La diferencia de temperatura crea unos vientos similares a los monzones, pero al contrario que éstos, no soplan en dirección norte-sur, sino este-oeste. Los vientos generados por este calentamiento diferencial de los hemisferios marino y continental alteran, finalmente, la lengua fría. "Cuando la Tierra está más cerca del sol, estos vientos son más fuertes”, explica Chiang. Sin embargo, en la temporada baja, cuando el sol está en su punto más lejano, estos vientos se debilitan”.

Ambos ciclos tienen diferentes impactos y se retroalimentan. De esta manera, el ‘efecto distancia’ tiene hoy un tercio de la fuerza que el ‘efecto de inclinación’. Pero se van mejorando mutuamente e incluso tienen la capacidad de cancelarse entre sí. Así ocurrió hace unos 6.000 años, cuando la lengua fría se apagó.

“En el pasado, cuando la órbita de la Tierra era más elíptica, el ‘efecto distancia’ de la lengua fría habría sido más potente y podría haber contrarrestado con mayor fuerza el de inclinación. Una circunstancia que, probablemente, tuvo consecuencias en el clima a nivel mundial.

Influencia en El Niño

Y es que la lengua fría ecuatorial también influye en el fenómeno de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). Este otro fenómeno, en sus manifestaciones más intensas, provoca estragos en la zona intertropical y ecuatorial, debido a las intensas lluvias, afectando principalmente a la región costera del Pacífico de América del Sur, y a veces, incluso tiene manifestaciones en el clima global.

Han demostrado el efecto sobre el clima de la separación con el Sol Agencias

"La teoría nos dice que el ciclo estacional de la lengua fría juega un papel clave en el desarrollo y el fin de los eventos provocados por ENOS", insiste Alyssa Atwood, profesora asistente en la Universidad Estatal de Florida en Tallahassee. Por ello cree que “muchas de las características clave de esta corriente, pueden estar sincronizadas con el ciclo estacional".

Aunque el efecto distancia sobre el clima es claro en las simulaciones de modelos climáticos, los investigadores insisten que, a simple vista o mediante observación, no sería tan evidente, dado que no se puede distinguir del efecto de inclinación. "Este estudio se basa puramente en modelos. Es una predicción", señaló Chiang, que en todo caso insiste en que “este comportamiento es reproducido por varios modelos diferentes, al menos cuatro. Y lo que hicimos en este estudio es explicar por qué sucede”.

Estudio de referencia: https://www.nature.com/articles/s41586-022-05240-9

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