Invasión de palomas torcaces: dos millones de ejemplares están entrando en nuestro país

La paloma torcaz (Columba palumbus), de aspecto parecido a otras palomas, aunque más grande, habita de forma sedentaria en nuestro país, pero, además, recibe todos los años un buen número de ejemplares que emigran hasta aquí desde el centro y el norte de Europa. Sin embargo, el cambio que está experimentando el clima parece estar impulsando un aumento de esa migración hacia España, de tal modo que no es raro que entren en nuestras fronteras más de 3 millones de individuos en un solo invierno.

Según los datos del portal especializado palomeando.es, que publica las estadísticas mensuales y anuales de ejemplares llegados a España de paloma torcaz, en un solo día de 2022, concretamente el 2 de noviembre, entraron en España un millón y medio de aves de esta especie a través de los Pirineos, y el total de la temporada registró 3,25 millones, lo que representó un aumento del 176% respecto al promedio.

En noviembre de 2023 se registraron 1,7 millones, por lo que una media de dos millones de aves entradas por el norte se está convirtiendo en algo bastante habitual, con picos aún mayores. Estas cantidades se suman a los 10 millones de ejemplares que, según los expertos, viven de forma permanente en España, repartidos por toda la geografía.

Esta ‘invasión’ de torcaces está convirtiéndose en un verdadero quebradero de cabeza para campos y también ciudades. Apenas hay región de España donde estas aves no causen importantes daños en la agricultura, causando graves pérdidas en cereales, vides, almendros y otros cultivos.

Destrucción de cultivos

En Valencia, Baleares, Cataluña, Andalucía y ambas castillas, por ejemplo, se están experimentando todo tipo de trampas y artilugios para tratar de ahuyentar a las torcaces, desde redes colocadas sobre las plantas hasta detonadores, sistemas acústicos e incluso cetrería. Nada parece estar dando un resultado satisfactorio. Los cazadores recuerdan que esta es la ocasión perfecta para ejercer la actividad cinegética sobre esta especie, pero para ello hacen falta una serie de trámites administrativos.

En todo caso, en numerosas provincias se ha autorizado la caza de esta ave durante cada vez más meses, con la esperanza de poner freno a su avance, que parece imparable. En Mallorca, por ejemplo, los agricultores aseguran que el año pasado se perdió un 40% de la producción de muchas variedades. En Ibiza se ha alargado el periodo inicialmente permitido de caza, después de que las bodegas de la isla hayan visto perder hasta el 30% de su producción por la destrucción de viñedos.

Muchos agricultores se plantean abandonar su actividad por la fuerte bajada del rendimiento que padecen por esta causa.

Ciudades impotentes contra la torcaz

Pero no solo son los cultivos los que padecen las consecuencias de esta plaga. Desde hace un tiempo, las palomas torcaces parecen encontrarse cada vez más a gusto en las ciudades. El problema que provocan es parecido al de las palomas habituales, con la diferencia de que, al tener mayor tamaño, sus excrementos (altamente corrosivos) son también más grandes y tienen más capacidad para ensuciar pavimentos, mobiliario urbano, automóviles y todo tipo de elementos.

En Valladolid, el Ayuntamiento de la ciudad ha eliminado 582 nidos de paloma torcaz en solo seis meses, dentro de un costoso programa para erradicar este problema. En Burgos sucede algo parecido. Hasta ahora, el Consistorio usaba redes para capturarlas, pero ahora ha añadido los disparos con carabina para tratar de frenar la expansión de esta especie.

En Logroño también observan cómo este animal permanece cada vez más tiempo en la ciudad, sobre todo en parques y zonas ajardinadas, que quedan muy sucios debido a los excrementos de estas aves.

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