El coche del futuro está más cerca de lo que parece, puesto que la mayoría de avances que incorporará se están utilizando ya en algunos modelos del actual mercado. Un ejemplo es la propulsión eléctrica, cada vez más extendida y utilizada en todo el mundo; la conectividad, indispensable ya en cualquier coche del mercado; autonomía, de nivel 3 ya en algunos coches como el Audi A8; o la inteligencia artificial con la que los vehículos aprenderán de nuestros gustos y costumbres para tomar decisiones por sí mismos en nuestro beneficio. Este último punto se sustentará además en el llamado internet de las cosas que permitirá que los coches se comuniquen de forma autónoma con otros coches, semáforos o centrales de tráfico para lograr una conducción más segura y

efectiva.

Propulsión libre de emisiones contaminantes

Propulsión libre de emisiones contaminantesSi hay una cosa clara es que el coche del futuro estará propulsado por electricidad; otra cuestión es cómo se alimentarán estos propulsores. Hoy día la tecnología más extendida y utilizada es la de baterías de ion litio, pero su gran peso, alto coste y lenta recarga, hace que sea bastante improbable que sea el sistema utilizado en el futuro. En los próximos años seguro que aparecerán nuevos acumuladores de energía más baratos, livianos y de mayor capacidad, que elevarán exponencialmente la limitada autonomía de los coches eléctricos de la actualidad, a la vez que optimizarán su rendimiento y dinamismo.

Esta tecnología convivirá casi con toda seguridad con la pila de combustible, que ya hoy está desarrollándose en algunos prototipos, e incluso está disponible en vehículos comercializados como el Honda Clarity o el Toyota Mirai. Este sistema tiene muchas similitudes con el eléctrico de baterías ion litio, pero se diferencia principalmente en que el de hidrógeno produce su propia electricidad a partir de la reacción resultante entre el oxígeno atmosférico y el hidrógeno, que será el combustible que se almacenará en el depósito del coche. Una gran ventaja, y toda una garantía para el futuro, es que el hidrógeno, al contrario de que los combustibles fósiles, es ilimitado y tras su utilización tan sólo se expulsa vapor de agua.

Conducción autónoma

Conducción autónomaLo que sí parece estar cada vez más claro es que el coche conducirá solo, de modo que el usuario tomará el control sólo cuando lo desee. Esta capacidad de maniobra se mide con distintos niveles. El Nivel 1 es una leve ayuda al conductor que ya está disponible en muchos modelos, como el control de crucero o la ayuda de mantenimiento de carril. El nivel 2 ya se considerá de coche coche semiautónomo, puesto que el vehículo es capacidad de mantenerse el carril escogido y regular la velocidad con respecto a otros usuarios de la vía, pero cada cierto tiempo o en situaciones imprevistas exige el control del conductor. En el Nivel 3 el coche ya tiene capacidad de decisión. Siempre y cuando sean entornos sencillos como largas rectas de autovía o autopista, el coche puede no sólo mantenerse en el carril sino cambiarse del mismo cuando crea oportuno y adelantar o dejarse adelantar por otros vehículos. Eso sí, incluso con esta capacidad de decisión la última responsabilidad la tiene el conductor, que no debe despreocuparse de la conducción. Todo lo contrario que en el Nivel 4, donde el coche ya tiene autonomía completa. En entornos controlados el coche tomará todas las decisiones sin necesidad de atención del usuario, siempre y cuando el resto de coches respeten por completo las normas de circulación. El Nivel 5 es el último estipulado por el momento y por tanto el que se prevé que tenga el coche del futuro. En estos vehículos el usuario tan sólo fijará un destino, si el propio coche no lo ha hecho ya por sí mismo, y sin ninguna interacción del mismo recorrerá el trayecto e incluso se aparcará sólo, puesto que ni si quiera necesitará que haya alguien en su interior.

Conexión V2V

La autonomía total de los coches está prácticamente condicionada a la llegada de las redes 5G que permitan poner en marcha el denominado ´internet de las cosas´. Es un término que se refiere a la capacidad que tendrán los objetos de estar interconectados entre sí mediante internet. Al igual que ya hay neveras que por sí mismas se conectan a los servidores de los supermercado para pedir leche cuando detectan que se acaba, los coches estarán comunicados con otros coches para comunicar su trayectoria, velocidad, o intenciones, con el fin de evitar posibles colisiones. Pero la comunicación no sólo será ´vehicle to vehicle´ (V2V), sino que éstos a su vez estarán en contacto con semáforos, señales de tráfico, o cámaras de seguridad, para reducir a cero el riesgo de accidente, siempre y cuando se saque de la ecuación el imperfecto factor humano.

Conectividad inteligente

Una de las tecnologías que más ha avanzado en los últimos años en el sector automovilístico es la de la conectividad, hasta el punto de convertir los coches en una extensión de los smartphones de sus usuarios. Con su propia red wifi, los coches pueden ejecutar en sus interfaces las aplicaciones que se suelen utilizar en los teléfonos móviles, para que los ocupantes del vehículo sigan conectados a sus contactos, agendas, redes sociales, aplicaciones de música, etc. Pero en el futuro, y gracias a que los conductores ya no tendrán que estar pendientes del manejo del vehículo, el habitáculo se convertirá prácticamente en una oficina donde podrán seguir totalmente conectados a sus vidas y tareas. Para este fin, los elementos de conducción como el volante o los pedales se esconderán para dejar un espacio libre mayor, los asientos podrán girarse para enfrentarse a los demás ocupantes, e incluso las ventanillas del coche podrían convertirse en grandes pantallas táctiles.

Pero esto no será todo, ya que además los coches mediante inteligencia artificial aprenderán de los gustos y costumbres de los usuarios, adecuando el entorno a sus necesidades, tomando decisiones por ellos en cuanto acciones en la red, e incluso realizando trayectos predefinidos para que los ocupantes estén cada día puntuales en su lugar de destino sin ni si quiera haberlo fijado en el navegador.