Sobre elefantes se han contado muchos chistes, y sobre elefantes y coches también. Sin embargo, y esto no es un chiste, muchos de ustedes viajan con un elefante detrás, y encima, no lo saben.

Hace ya muchos años me lo explicó César Mora, todo un maestro del periodismo del motor.

Aún hay quienes tienen la costumbre de no ponerse el cinturón cuando se sientan en el asiento trasero, y lo que es peor, el conductor no le dice que se lo ponga. 

Recordemos que es obligatorio ponerse siempre el cinturón de seguridad en cualquiera de los asientos.

En caso de frenar bruscamente por una emergencia, los pasajeros del asiento trasero se golpearán contra los asientos delanteros (conviene saber que los brazos sólo pueden soportar un empuje, sin doblarse, de 7 kilómetros por hora). Pudiendo lesionarse alguno de ellos e incluso, desplazar de su posición a los ocupantes de las plazas delanteras.

Pero la cosa se complica si ocurre un accidente. La masa del cuerpo se incrementa, en progresión geométrica, si hay un frenazo brusco y baja de golpe la velocidad.

Los ocupantes del asiento trasero pueden llegar a pesar varias veces su propio peso, dependiendo de la velocidad a la que ocurra el accidente.

Si detrás llevamos a una persona que pese 75 kilos, la masa que puede alcanzar en un choque a una velocidad ‘normal’, podría ser de unos 600/700 kilos, y el resultado sería que nos aplastaría.

Aunque el conductor lleve puesto el cinturón de seguridad y su coche disponga de airbag, el pasajero trasero lo ‘chafará’ si no lleva puesto el cinturón de seguridad.

No sea usted uno de los que llevan un elefante detrás.