Entrevista | Gerardo Pérez Presidente de la patronal española de los concesionarios, FACONAUTO, y presidente de la Alianza de Concesionarios y Reparadores Europeos de Vehículos (AECDR)

«Con el contrato de agencia las marcas buscan el contacto directo con el cliente final»

Es presidente del Grupo Autogex, que comercializa 6.000 vehículos al año de las marcas Renault, Alpine, Ford, Kia, Mazda, Dacia y Mitsubishi, y que da empleo a 285 personas. Además es el propietario de Japemasa, nuevo concesionario oficial Renault, Dacia y Alpine en Alicante y San Vicente del Raspeig.

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1 / FERNANDO ARUS

Los concesionarios y su futuro, ¿cuáles son los principales retos a que se enfrenta el sector?

Creo que ahora mismo el principal reto es conseguir que esta transición hacia la descarbonización de la movilidad sea también sostenible económica y laboralmente, como ha empezado a decir ya la propia Unión Europea. No todo vale, porque sólo los concesionarios de nuestro país suponemos el 2,7% del PIB y generamos 150.000 puestos de trabajo y actividad en todo el territorio nacional. Tiene que ir calando que no se puede imponer al ciudadano esta «reconversión industrial» tal y como se está haciendo porque en ella está involucrada su movilidad, una libertad esencial… y también su bolsillo. Hay que buscar fórmulas intermedias en las que ir hacia una movilidad más sostenible sea compatible con no poner un sector tan importante en riesgo. 

Parece que se ha aprovechado la llegada de los automóviles eléctricos para cambiar el modelo de contratos de distribución hacia el de agencia. Porqué. ¿Qué va a suponer esto para los concesionarios actuales?

No todas las marcas van a ir al modelo de agencia, las hay que creen que el concesionario sigue siendo la mejor forma de dar servicio a sus clientes. Con el contrato de agencia lo que el fabricante busca es tomar mayor protagonismo respecto a la relación directa con el consumidor y atenta contra lo más valioso que tiene el concesionario: su fondo de comercio y el contacto directo con el cliente final. Faconauto está a favor de un modelo donde las marcas y concesionarios maximicen su valor y experiencia para obtener una rentabilidad adecuada a sus inversiones: un «win-win» real, es decir, que todas las partes salgan beneficiadas. Rechazamos por tanto modelos en los que la marca pueda realizar ventas o servicios directos al cliente o donde el concesionario quede fuera del comercio online, así como cualquier proceso que genere ineficiencia o traslade costes del fabricante al distribuidor. En ese sentido, creemos que el modelo actual es el sistema de distribución y servicios más eficaz y eficiente, y el que mejor garantiza la satisfacción del consumidor. En todo este contexto, también necesitamos un reequilibrio de fuerzas respecto a los fabricantes, y por eso la enmienda que ahora se está tramitando en el Congreso de los Diputados es tan importante.

¿Qué va a suponer esto para los clientes?

El cliente no conoce al fabricante sino al concesionario, que es quien le resuelve sus necesidades o sus problemas. Las agencias se limitarán a entregar los vehículos nuevos que el cliente compre al fabricante, que es quien facturará, y por tanto, si tiene algún problema tendrá que llamar al servicio de atención al cliente de ese fabricante. Se pierde el contacto humano, ya no podrá ir al concesionario a que le resuelvan su problema.

Por cierto, la facturación se hará desde el domicilio fiscal del fabricante que es quien vende el vehículo.

Los concesionarios generan beneficios en la ciudad donde están ubicados, con el sistema de agencia esto desaparece. La mayoría de marcas tienen su domicilio fiscal en Madrid , y es allí donde se quedarán los impuestos que ahora se reparten por toda la geografía española. Eso en el supuesto de que facturen desde España, ¿pero que ocurre si la facturación la hacen desde la central mundial?, serían muchos millones los que perdería España.

La insistencia de Alemania, Italia, Polonia y Hungría ante la UE ha conseguido que el motor de combustión pueda seguir teniendo una segunda vida con el biocombustible.

Si, lo que ha aprobado la Eurocámara es que a partir de 2035 no podrán comercializarse en el territorio de la Unión Europea vehículos con emisiones de CO2. Y los biocombustibles o e-fuels son neutros en emisiones de CO2. Los vehículos de combustión que ya estén matriculados cuando entre la norma, podrán seguir utilizando los combustibles actuales hasta el año 2050, con la ventaja de que también todos los vehículos de combustión actuales podrán utilizar biocombustibles o e-fuels.

Va a calmar esto la presión que están ejerciendo los fabricantes sobre los concesionarios para que enfoquen sus ventas hacia los vehículos eléctricos?

Seguimos sintiendo esa presión porque estamos teniendo que matricular vehículos eléctricos y seguir invirtiendo en puntos de recarga para nuestras instalaciones. Pero la mayor presión la siente el ciudadano. La expansión del vehículo eléctrico es también un problema de renta. La renta en el norte de Europa, donde está más desarrollado, duplica la española en algunos países. Es una desgracia que el vehículo más vendido en este país sea un coche usado con más de diez años. Uno eléctrico vale entre 35.000 y 60.000 euros de media. De alguna manera se está generando una movilidad de dos velocidades: la de aquellas rentas que sí pueden pagarse la electrificación y las que no pueden acceder a ella y se tienen que conformar con un coche diésel de más de diez años.