Si eres alérgico y tomas medicamentos para aliviar los síntomas, mucho cuidado con los que llevan un símbolo con un coche dentro de un triángulo rojo, ya que pueden hacer que conduzcas como si dieses positivo en un control de alcoholemia.

Los antihistamínicos son los medicamentos más utilizados tratar las enfermedades alérgicas, pero no siempre se hace de la manera correcta. Algunos de ellos pueden tener efectos muy adversos en la conducción, provocando somnolencia y reduciendo los reflejos y aumentando por tanto los tiempos de reacción. Pero también pueden provocar mareos, visión borrosa, náuseas, descoordinación, ansiedad, sequedad de boca, tos, dolor de cabeza o palpitaciones.

Todos estos efectos secundarios hacen que se puedan producir invasiones del carril contrario involuntarias y que la apreciación de distancias y la ejecución en maniobras de precisión sean similares a las que comete un conductor borracho con una tasa de alcohol de 0,5 g/l en sangre, lo que sería lo mismo que dar positivo en un control de alcoholemia.

Por todas estas razones es importante tomar siempre los antihistamínicos bajo prescripción médica e informar en el caso de que se vaya a conducir. Y siempre es mejor recetar antihistamínicos de última generación, ya que tienen menos efectos secundarios.

Conducir con alergia eleva un 30% la posibilidad de tener un accidente

La alergia provoca irritación y picor de ojos, congestión nasal, picores en la piel, cosquilleo en la garganta y estornudos… todo ello efectos que nos distraen de la conducción, por lo que se estima que el riesgo de sufrir un accidente aumenta un 30% con conductores alérgicos.

El lagrimeo induce a rascarse los ojos, lo que reduce drásticamente la capacidad de visión, un sentido vital en la carretera. Por no hablar de que estaremos soltando el volante (o el manillar en el caso de los motoristas) para hacerlo.

Otro peligro de la alergia es perder la concentración por una secuencia de estornudos. Si esto se repite tan sólo cinco, circulando a unos 90 kilómetros por hora, implica dejar de prestar atención a la carretera durante más de 125 metros.

La rinitis alérgica hace que los afectados no puedan dormir bien, lo que hace que un 40% ellos padezcan somnolencia diurna, uno de los peores enemigos de la seguridad al volante.

Recomendaciones para conducir con alergia