La selección que en su día maravilló al mundo con su camiseta naranja y su juego coral es solo un recuerdo del pasado: nada queda en Países Bajos de la inolvidable 'naranja mecánica'. Lo demostró el bloque que dirige Louis van Gaal en su primer partido del Mundial de Qatar, en el que sumó una victoria muy sufrida ante la entusiasta selección senegalesa, penalizada por el mal partido de su portero.

Solo al final respiró aliviada la selección naranja, cuando Frenkie de Jong envió un centro templado al punto de penalti. Corría el minuto 83 y el reloj apretaba. Apareció desde segunda línea Cody Gakpo, el jugador del PSV, para meter la cabeza y sacar oro del error de Mendy, que salió tarde y mal, sin contundencia.

También falló Mendy en el segundo de Países Bajos, ya sobre la bocina. Rechazó mal un triste disparo de Memphis, y Klaasen embocó sin piedad.

Los goles de Gakpo y Klaasen, dos jugadores que juegan en la Eredivisie, no maquillan las carencias de los Países Bajos: aparte de la voluntad de De Jong en la distribución -el jugador del Barça tiene el partido en la cabeza y siempre intenta gobernarlo-, al equipo de Van Gaal le falta talento y frescura en la línea delantera. Deberá mejorar mucho para aspirar al título y sacarse una espina histórica (tres finales perdidas y ningún Mundial ganado).

En el estadio Al Thumama, donde España arrancará su participación mundialista frente a Costa Rica, Van Gaal apostó por un sistema de tres centrales -De Ligt, Van Dijk y Ake- flanqueados por Dumfries y Blind, con De Jong al mando de las operaciones y dos delanteros, Bergwijn y Janssen, a los que les costó un mundo crear ocasiones.

El partido arrancó amenazante para la selección 'oranje' por un error en la salida de balón de De Ligt, que dejó a su portero vendido ante Sarr. No acertó el senegalés y respiraron aliviados los neerlandeses, obligados a resetearse nada más empezar.

Frente a la timidez de Senegal, inferior en lo técnico y por tanto más prudente, Países Bajos buscó las bandas para abrir el campo y tener profundidad. De Jong intentó dirigir la orquesta, aunque le faltó fluidez.

Países Bajos no fluyó: tuvo un par de acercamientos al área de Mendy, y en el más interesante, erró Frenkie de Jong. Prácticamente solo ante el meta del Chelsea, pensó demasiado, se adornó con un recorte y cuando se dio cuenta, estaba tapado por un defensa.

Mientras, Senegal se limitaba a hacer su partido y buscar algún latigazo. Siempre acompañada en la grada por unos seguidores entusiastas, que no abandonaron la percusión en los 90 minutos (el sonido acaba siendo tan cargante como las vuvuzelas de 2010), los jugadores de Aliou Cissé jugaron un partido serio y sobrio, pero manchado curiosamente por su jugador más reconocido, el portero Mendy, que falló en los dos goles.

Reaparece Memphis

En la reanudación, Países Bajos mantuvo su plan: tuva mucha posesión, pero poca pegada, aunque Van Dijk rozó el gol en un remate de cabeza a la salida de un córner, en el minuto 53.

Van Gaal apostó en el ecuador de la segunda parte por Memphis: el jugador del Barça, que no jugaba un partido oficial desde septiembre, suplió a Janssen.

Sin embargo, fue Senegal la que apretó poco después, cuando Dia se incrustó entre los centrales y puso a prueba a Noppert, el meta neerlandés, que rechazó con seguridad en el primer palo. También repelió con los puños un contundente remate de Gueye, aunque el árbitro había anulado la jugada por fuera de juego posicional.

Avisó Senegal, que necesitó poco para meter el susto en el cuerpo a Países Bajos, pero la selección oranje tuvo la suerte de cara. Y el 'factor De Jong', que fue de menos a más durante el partido.

La visión de juego de Frenkie y el epílogo de Klaasen

Te puede interesar:

Tuvo la clarividencia el del Barça para ver el movimiento de ruptura de Gakpo y templar un balón al área rival. Mendy salió muy mal, y Gakpo solo tuvo que meter la cabeza para marcar su primer gol en un Mundial.

Cuando el partido ya agonizaba, Klaasen lo cerró con el 0-2. Fue un contragolpe de libro, del portero a Memphis, que chutó a puerta. Mendy volvió a equivocarse: dejó el balón muerto para la llegada del Ajax, que remató a placer.