En Rusia durante meses se ha hablado de la aparición de un cruce entre un perro y un oso. El animal ha sido bautizado como «Medvebaka», en ruso: el oso/perro. Actualmente, vive en el albergue de animales abandonados de Nah Dom.

Ni que decir tiene que, en cuanto se supo de la existencia de un perro con cara de oso, muchos se apresuraron a certificar sus antepasados oseznos y perrunos. Sin embargo, la fiesta duró poco. Su lengua azul le delató y pronto descubrieron que se trataba del cruce, buscado por un criador, entre un chow chow y un perro callejero.

Su parecido pueden juzgarlo ustedes mismos en la foto. Sin embargo, no crean que es tan disparatado dicho cruce. Hace miles de años existieron unos animales conocidos también como osos-perros. Se trataba de los «Amphicyon», animales prehistóricos de más dos metros de largo y que, con cuerpo de oso pero dentadura de lobo, vivía por toda Europa.

Los osos y los perros tienen un origen común. Ambos descienden del subgrupo de los «caniformes», es decir, animales de hocicos alargados, y poseen, además, una gran similitud genética. Ahora bien, la realidad es que, a lo largo de su evolución, tomaron caminos tan diferentes que, hoy en día, en nada se parecen.

Pero ¿es posible el cruce entre animales de diferentes especies? Claro, hablaríamos de «híbridos». Existen algunos muy famosos. Quizás el más popular es la mula, cruce entre caballo y burro. También, muy de moda, hoy en día, están los cruces entre tigres y leones, llamados ligres y tigones. Menos popular es el leopón, el cruce entre león y leopardo, o el jaglio, mitad jaguar mitad leona.

Otros ejemplos más extraños serían los cebroides, cruces de cebra y caballo, de espectacular pelaje. O las camas, mitad camellos mitad llamas y los «geep», cruce de oveja y cabra. Fíjense que hasta en el mar existen. Los balfín, por ejemplo, son hijos de ballena y delfín.

Evidentemente, hay muchos más y, aunque todos guardan una misma tipología y pertenecen a especies bastante parecidas, quién sabe qué extraños cruces pueden llegar a producirse. Muchos museos de ciencia poseen en sus colecciones algunos disecados que, aunque en su mayoría murieron al nacer, fueron engendrados por animales completamente distintos entre sí. Supongo que, al fin y al cabo, la vida siempre es un cruce entre ciencia, milagro y misterio.