Desgraciadamente, cada cierto tiempo el ser humano nos deleita con grandes dosis de psicopatía. Y además lo hace con los seres más inocentes y bellos que existen, con los animales. De esta forma, dejan clara la gran brecha y diferencia existente entre las especies y no precisamente en favor nuestro. De vez en cuando, nos encontramos con noticias e imágenes que muchos somos incapaces de digerir. Hechos que nos atravesarán el alma rompiendo en mil pedazos cualquier atisbo de fe o de esperanza en el ser humano. Sin embargo, nuestro nivel de compasión, ternura y amor hacia los animales se verá multiplicado.
Y es en ese instante, en esos momentos tan duros que nos toca vivir a todas las personas que somos empáticas y sensibles hacia el dolor de cualquier ser, y en especial al de los animales, en el que percibo con claridad la lucha y oposición entre dos fuerzas. Podríamos llamarlo del bien contra el mal, de la luz contra oscuridad, del amor contra la violencia... Una hace que se despierte y se levante la otra, como reacción y oposición a lo que genera.
Recientemente por desgracia, tenemos un ejemplo claro que es el de la elefanta embarazada asesinada en Kerala (India). Como consecuencia de ese acontecimiento, a pesar de sentir un gran dolor por lo sucedido, tomé conciencia de la oleada de ternura y de amor que surgía a mi alrededor. A raíz de lo sucedido, nacieron bellas poesías, homenajes, preciosas imágenes y una gran unión entre los que compartimos un mismo tipo de corazón. Esto siempre sucede cuando se hace pública una noticia sobre un animal víctima de violencia extrema y gran crueldad. Por eso, me he dado cuenta de que la forma que tenemos la mayoría de reaccionar ante la violencia es con gestos de amor, puesto que hace tiempo sin saberlo, ya escogimos formar parte de la fuerza que mueve al mundo, de su verdadero motor. La compasión es nuestra bandera y la luz que desprenden nuestros actos, nuestro mayor don.
