Si algo ha demostrado la actual crisis sanitaria es que, para proteger a los animales salvajes, hay que tenerles la casa limpia y en buenas condiciones. Ni programas de reintroducción, incluida la cría en cautividad, ni otras acciones directas han tenido tan buenos resultados como descontaminar la zona donde antaño vivieron y ofrecerles condiciones adecuadas para que se reproduzcan y vivan. Cuando eso pasa, como ocurrió durante el confinamiento más severo, nadie tiene que ir a buscarlos, ellos vuelven solos. Un buen ejemplo son las nutrias, cuya población se ha multiplicado en los últimos meses en toda España. Han vuelto a ríos que abandonaron hace más de cien años. Lo mismo ha ocurrido con otros muchos animales, incluidos, aquellos que viven en el medio marino. Desde hace unos meses, las ballenas y los delfines cada vez nadan más cerca de nuestras costas.