Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desde las primeras perreras hasta hoy

La situación de los animales ha ido cambiando en todo el mundo. España no ha sido una excepción. Poco a poco, nos hemos ido acercando a Europa en este tema.

Desde las primeras perreras hasta hoy

La situación de los animales ha ido cambiando en todo el mundo. España no ha sido una excepción. Poco a poco, nos hemos ido acercando a Europa en este tema.

Históricamente, los animales no vivieron siempre en las ciudades. Comenzaron a desempeñar sus funciones junto al hombre en el mundo rural. A los perros se les usaba principalmente para la caza y la guardia. En el de los gatos, su función era evitar la presencia de roedores y serpientes.

Con el nacimiento de las grandes urbes y el movimiento humano de los pueblos a éstas, surgió una necesidad con la que nadie contaba. Las personas echaban de menos el entorno natural que habían tenido. Para remediar esa sensación, llegaron a los pisos las macetas con plantas y los primeros animales de compañía.

En un primer momento, no se trató de perros o gatos. Los primeros fueron gallinas, conejos, ovejas y cabras que se sacaban a pasear por las ciudades.

Con el tiempo, todo esto también cambió. Se reguló la presencia de los animales y, a finales del siglo XIX, las ciudades comenzaron a llenarse de perros y gatos, mucho más fáciles de cuidar. Pero, como siempre pasa, no tardaron en surgir los problemas y comenzó el abandono.

El gobierno de España, ante el grave problema que aquello suponía en una época en la que la enfermedad de la rabia era muy común en nuestro país, promulgó el 1 de julio de 1927, una Real Orden que obligaba a recoger a los perros vagabundos que circularan por la ciudad para evitar riesgos sanitarios. Los Ayuntamientos tuvieron que articular servicios con laceros y carros tirados por burros, creando las primeras perreras municipales. No fue hasta mediados del siglo XX cuando surgieron los primeros refugios de animales abandonados llevados por asociaciones.

Desde entonces, la evolución de la protección animal no ha cesado y, aunque siguen sufriendo malos tratos, abandonos y situaciones injustas, poco a poco, su situación va mejorando. Menos mal.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats