Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

PENSAMIENTOS ANIMALISTAS

La vida en una colonia de gatos

La vida en una colonia de gatos

Los días como hoy, me encantan. Desde temprano, el sol ha comenzado a iluminar cada oscuro rincón del solar en el que vivo y, encima, hoy cumplo dos años.

Prácticamente, desde que nací, vivo en este cachito de céntrica y seca naturaleza. Aquí tengo un árbol desvencijado sobre el que afilar mis uñas, tierra para remover y algunas plantas sobre las que dormir. En total, 500 metros cuadrados limitados por calles y edificios.

Somos sólo 10 gatos. Mis cuatro hermanos y otros tantos que ya vivían aquí cuando llegamos.

A nuestra madre nunca la conocimos. Ella tiene suerte. Sigue viviendo en la misma casa donde nos parió. Su dueño siempre decía: -¿esterilizarla? Eso es un crimen. Yo quiero a los animales. Y, así, su supuesto infinito amor nos condujo al abandono en el que hoy vivimos.

Los días por aquí suelen ser tranquilos pero, desde hace un par de semanas, ha venido mucha gente con planos a ver el solar. Supongo que, cualquier día, comenzaran las obras, quien sabe, quizás, hoy mismo.

Por cierto, ahora que lo pienso ¿qué es ese ruido que se cerca? No lo entiendo. ¿Y qué ocurre ahora con el sol? Parece haberse oscurecido. No me lo puedo creer. Es una enorme excavadora la que lo tapa. Junto a ella, varios hombres están entrando al solar.

-¡Esconderos bien!- Gritó aterrado a mis hermanos. La máquina comienza a trabajar. El ambiente se llena de golpes y ruido. La tierra salta por los aires. Los muros comienzan a derrumbarse.

Desde mi escondite, veo salir corriendo a varios gatos. Intento no moverme pero, finalmente, el miedo me lanza a correr. Llego a la acera y, asustado, cruzo entre los coches atravesando la calle a toda velocidad. Tras de mí, escucho un chirriante frenazo que me invade y atropella. Todo transcurre durante un solo segundo. Tras el mismo, mis siete vidas se silencian para siempre.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats