Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

SI ELLOS HABLARAN

Las leyes de protección animal están basadas en Peter Pan

Las leyes de protección animal están basadas en Peter Pan

Poseían objetos maravillosos, miles de risas y, por supuesto, un hada madrina que les acompañaba y cuidaba. Cuenta su historia que, cuando un niño ríe, con su sonrisa hace nacer a miles de hadas, pero que cuando crece y deja de creer en ellas éstas mueren sin remedio.

Tampoco faltaba en su mundo un «malo». Se trataba del «El Capitán Garfio», el terrible representante de la realidad y del mundo de los adultos.

¿Y cómo llegaban hasta tan mágico lugar? Pues todos siendo bebés se habían caído del carrito donde los llevaba su cuidadora sin que ésta hubiera reparado en ello. Así, recién nacidos, solos y desvalidos, habían quedado tumbados sobre la fría acera de la ciudad. Menos mal que alguien, al pasar por allí y escuchar sus lloros, los había recogido y los había llevado hasta una oficina para niños perdidos o extraviados. Allí habrían permanecido siete días. Ese era el tiempo que sus padres tenían para reclamarlos pero, si no lo hacían, eran directamente enviados al «mundo de nunca jamás», un lugar sin los adultos que tanto daño les habían causado.

Esa es la historia. Sin duda, hace falta mucha imaginación para crearla o, quizás, mucho dolor sufrido porque, al parecer, su autor vivió una infancia llena también de abandono. El caso es que, si se fijan, las leyes de protección animal españolas parecen estar basadas en esta historia. Verán, todas consideran animales abandonados a aquellos que caminan solos, perdidos o vagabundos por la calle, sin nadie que les acompañe. Además, una vez localizados y rescatados, los propietarios tienen legalmente, a partir de ese momento, de diez a veinte días para recogerlos según la comunidad en la que se haya perdido. Pasado ese plazo se les considera abandonados. A partir de ahí y, hasta que alguien los adopte, esos animales vivirán en un albergue o perrera que bien se podría llamar «el mundo de nunca jamás» porque, al fin y al cabo, son lugares que nunca debieron existir porque, en realidad, nadie jamás debería haberlos abandonado.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats