El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presumió este martes de influencia en la negociación del reparto institucional europeo y prometió que España trabajará por tener la "mejor representación" en la Comisión Europea una vez que se negocien los principales cargos de la UE.

Sánchez expresó este compromiso a la salida de la cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno que esta noche ha comenzado las conversaciones para consensuar los nombres de los cuatro principales cargos políticos de la Unión: la Presidencia del Consejo Europeo, la de la Comisión, la del Parlamento y la Alta Representación de la Unión para Asuntos Exteriores.

Tras su victoria en las elecciones generales de abril y en las europeas, municipales y autonómicas del pasado domingo, desde el Gobierno se ha insistido en que Sánchez está considerado ya como un peso pesado en la UE tanto desde el punto de vista político como en calidad de negociador.

El propio presidente del Gobierno se definió esta noche ante los medios como una de las "principales referencias de la socialdemocracia" europea y ha subrayado que tanto él como el primer ministro portugués, Antonio Costa, son los interlocutores elegidos por la familia socialdemócrata.

Su apuesta para la Presidencia de la Comisión sigue siendo Franz Timmermans, el candidato principal de los socialistas europeos en las elecciones.

Al llegar a la cumbre, Sánchez dijo que el holandés puede aunar consensos más allá de los socialdemócratas, y desde Moncloa se asegura que el presidente francés, Emmanuel Macron, tiene a Timmermans entre los nombres que aceptaría para presidir la Comisión.

Fuentes del Ejecutivo no creen además que el hecho de que pueda ser Timmermans, un socialista, el elegido no restaría opciones al cabeza de lista del PSOE en las europeas, Josep Borrell, para ocupar un cargo importante dentro de la Comisión.

Sánchez no habló de forma explícita de Borrell ni de sus aspiraciones para España en la futura Comisión Europea y en el resto de instituciones.

Pero desde Moncloa se insiste en que se tiene que acabar notando en el reparto final no solo el peso económico del país, también su espíritu europeísta o el hecho de que sea en este momento el que más representación tiene en el nuevo grupo parlamentario de los socialdemócratas europeos.

Al finalizar la cumbre, que ha durado menos de tres horas, Sánchez recordó que éste es solo el inicio del proceso, aunque ha puesto el Consejo ordinario de junio como fecha límite para consensuar los nombres de los cuatro principales cargos políticos -presidencia de la Comisión, del Consejo, el Alto representante para asuntos exteriores y la Presidencia del Parlamento-.

Y se mostró de acuerdo en la decisión de sacar de la discusión política la elección del próximo presidente del Banco Central Europeo, para que se busque desde una óptica "más técnica vinculada con el mundo financiero".

Para Sánchez, "lo más importante" es que todas las familias políticas estén representadas, pero también ha puesto otras condiciones sobre la mesa, como que sea paritario, ya incluso desde el reparto de los cuatro grandes cargos.

Esta primera cumbre postelectoral se ha celebrado tras dos jornadas en las que ha quedado patente la alianza que han comenzado a tejer socialdemócratas y liberales, y que ejemplificaron ayer Sánchez y Macron en una cena en París o este mediodía almorzando con otro socialista, el portugués Antonio Costa, y dos liberales, el belga Charles Michel y el holandés Mark Rutte.

Pedro Sánchez recordó en este contexto que ni el Partido Popular Europeo (PPE) -primera fuerza en el nuevo parlamento- ni los socialdemócratas tienen la mayoría absoluta y no pueden decidir por sí solos quiénes van a liderar las instituciones, de ahí que los socialistas hablen ya con liberales y otros grupos como los Verdes.

Desde Moncloa se insiste además en que son muchas las afinidades entre socialistas y liberales y rechazan la idea de que se esté haciendo un frente contra los populares europeos, a los que no excluye y con los que también hay que negociar.

"Pero en algún lugar hay que poner la centralidad", apostillan desde el Gobierno.

Y lo que hay entre Sánchez y Macron,y el deseo de forjar una alianza de progresistas y europeístas que haga frente a la ultraderecha.

Todo en un momento que Sánchez aprovechó para pedirle al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que reconsidere su estrategia y acabe con el "cordón sanitario" al PSOE, además de advertirle de que los liberales europeos no entienden que un partido que se autodenomina liberal "se apoye en la ultraderecha" de Vox para conformar gobiernos.