El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Quim Torra, se reúnen este jueves en Barcelona en un encuentro que viene marcado por la desconfianza mutua y el clima preelectoral en Cataluña y del que ni el Ejecutivo ni el Govern esperan importantes resultados.

Las expectativas son bajas ante esta cita, de la que tampoco hay garantías de que salga la fecha para la mesa de negociación sobre Cataluña, a la que los socialistas se comprometieron con Esquerra en el acuerdo de investidura.

El Gobierno ha insistido en los últimos días en su total disposición al diálogo y a encontrar puntos de encuentro, aunque admite que ambos dirigentes están en las "antípodas", como señaló este miércoles la portavoz, María Jesús Montero, y no espera resultados concretos de esta reunión.

Moncloa tiene que cumplir con el compromiso con Esquerra de una mesa de diálogo con la Generalitat, pero teme que Torra se resista a ponerla en marcha o trate de torpedearla antes de su constitución, según admiten fuentes del Ejecutivo. No tienen claro, por eso, que de la reunión vaya a salir ya un acuerdo sobre la constitución de la mesa y su fecha.

El Gobierno, además, ha insistido estos días en que la reunión de Sánchez y Torra debería servir para hablar de los problemas cotidianos de los catalanes, de cuestiones como el último temporal y sus efectos, las inversiones del Estado en Cataluña o el funcionamiento de los servicios públicos, en lugar de hablar solo del conflicto catalán.

Y en este momento preelectoral, aunque no hay fecha para los comicios anunciados por Torra, han decidido diluir la reunión al completar la agenda de Sánchez en Barcelona con otros compromisos -con la alcaldesa, la presidenta de la Diputación y representantes sindicales y empresariales- durante dos días.

Torra defenderá el derecho a la autodeterminación

Quim Torra, por su parte, afronta la reunión de este jueves desde el recelo y el escepticismo, dispuesto a discutir con Sánchez las reglas de juego de la mesa de diálogo entre gobiernos, en la que apenas confía como instrumento para resolver el conflicto catalán.

Para preparar su reunión con Sánchez, Torra convocó el 15 de enero a las fuerzas independentistas a una cumbre para consensuar un mensaje a trasladar al presidente del Gobierno, y allí se acordó que el Govern irá a la futura mesa de negociación solo a defender el derecho a la autodeterminación y el "fin de la represión".

Además de reivindicar ante Sánchez la autodeterminación y una amnistía, Torra piensa exigir "garantías" de que lo que se acuerde en la mesa entre gobiernos se cumplirá, y este lunes la consellera de la Presidencia, Meritxell Budó, aclaró en qué debían consistir esas garantías: en la presencia de un "mediador".

Torra espera asimismo que la reunión sirva para fijar un calendario de trabajo de la futura mesa, en la que pide que no haya "vetos" a ningún contenido.

Mientras, en ERC temen que el escepticismo de Torra hacia esa mesa, que JxCat no siente suya, complique aún más el inicio del diálogo, en un contexto preelectoral en Cataluña, después de que el president haya anunciado que convocará nuevas elecciones una vez el Parlament apruebe, en unos meses, los presupuestos.