La decisión de la Comunidad de Madrid de situarse entre los territorios que piden entrar ya en la fase 1 del desconfinamiento sorprendió el miércoles a los expertos y ayer se supo que ni siquiera contaba con el aval de los técnicos del propio Gobierno regional. La directora general de Salud Pública, Yolanda Fuentes, presentó por la tarde la dimisión por su desacuerdo con la medida, sirviendo en bandeja al Ministerio de Sanidad la posibilidad de denegar la petición. En el momento de la dimisión, la propuesta madrileña ni siquiera había llegado a las oficinas ministeriales del Paseo del Prado. El plazo para enviar las peticiones expiraba a las 14 horas del miércoles pero ante las dificultades de algunas comunidades, Sanidad prorrogó el plazo hasta ayer. El Gobierno hará públicoshoy o como muy tarde mañana los territorios que podrán avanzar y, aunque se decidirá de forma conjunta con las autonomías, la última palabra la tendrá el ministro de Sanidad, Salvador Illa.
Mientras Cataluña se presentó con los deberes hechos el mismo miércoles y con la prudencia como divisa al pedir solo el desconfinamiento de Tarragona y parte de Lleida, Madrid, en una situación sanitaria igual o peor, pidió el cambio de fase después de resolver las discrepancias entre el vicepresidente, Ignacio Aguado, y la presidenta, Isabel Díaz Ayuso.
La popular había expresado sus reticencias en público por la mañana, pero horas después su Consejo de Gobierno aprobó por unanimidad pedir que Madrid entre el próximo lunes entre los territorios que podrán relajar el confinamiento con comercios y bares semiabiertos y reuniones de menos de diez personas. Entre los argumentos esgrimidos no figuraban en ningún momento los sanitarios sino los económicos y ayer se supo porqué.
Sustitución fulgurante
Yolanda Fuentes, de acusado perfil profesional, fue nombrada para el cargo el 24 de septiembre del año pasado y a los pocos meses tuvo que hacer frente a la epidemia en la región convertida en su epicentro. Fue el cargo de la Consejería de Sanidad que emitió las primeras resoluciones de cese de actividad en centros de mayores y el fin de las clases en los colegios.
Tras conocerse la dimisión, Ayuso reaccionó nombrando viceconsejero de Salud Pública y el Plan Covid-19 a Antonio Zapatero, exdirector del hospital temporal de Ifema. En sus primeras declaraciones, 24 horas después del Consejo de Gobierno, Ayuso sostuvo que ni siquiera había hablado con Fuentes y que su «intención era reestructurar el área y poner personas al frente como Antonio Zapatero, para reorientar la consejería».
La decisión de la Comunidad de Madrid había despertado la sorpresa de otras autonomías, como la de Castilla y León, que no ha pedido pasar a la fase 1 pese a estar en mejor situación. «Nunca en mi vida política pensé que tendría que decir esto, pero me asombra tener que decir que Torra ha sido más sensato», dijo ayer Francisco Igea, vicepresidente de Castilla y León, y médico.
La decisión sobre las peticiones la empezará a tomar el ministro de Sanidad, Salvador Illa, a partir de hoy, aunque lo más probable es que, al menos la de Madrid se demore hasta el sábado. Tras las modificaciones en el decreto de alarma, la decisión debe ser compartida con la comunidad autónoma respectiva.
El plan de Barcelona
En Barcelona, la desescalada se realizará siguiendo el principio de «prudencia». El Ayuntamiento y el departament de Salut de la Generalitat anunciaron ayer la creación de una oficina conjunta para coordinar el desconfinamiento de la ciudad. En estos momentos, la metrópolis sigue en la fase 0 del proceso de desescalada y así seguirá durante al menos una semana más.
La progresiva reapertura de esta ciudad, una de las más densas de Europa, será especialmente crítica dado el riesgo de rebrote de la enfermedad, por lo que habrá que analizar «todas las casuísticas propias de cada territorio» antes de avanzar hacia la «nueva normalidad».
