El Gobierno de la Comunidad de Madrid va por libre. Pese a que el covid sigue avanzando sin control en la región, Isabel Díaz Ayuso ha decidido desoír las "recomendaciones" del Ejecutivo central. El Ministerio de Sanidad pedía adoptar medidas drásticas, y hacerlo ya, y hacerlo en todo o en gran parte de la autonomía. Entre ellas, confinar todo Madrid ciudad y aquellos municipios con una incidencia acumulada superior a 500 positivos por cada 100.000 habitantes.

En cambio, Ayuso solo suma ocho zonas básicas de salud a las 37 que se 'cerraron' el pasado lunes, 26 situadas en Madrid capital y el resto en otros siete municipios. Desatiende todas las peticiones expresas que le lanzó el titular de Sanidad, Salvador Illa, cuando este reclamó actuar "con determinación" y no de manera "gradual", ya que el avance del virus está desbocado.

La paz que firmaron Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso el pasado lunes en la Real Casa de Correos, sede del Ejecutivo autonómico, ha durado apenas cinco días. El desencuentro es un hecho ya insoslayable. La prueba palmaria es que, apenas diez minutos antes de que arrancara la rueda de prensa convocada por la Comunidad de Madrid para comunicar sus nuevas y tibias restricciones, el Gobierno central anunció por sorpresa la comparecencia de Illa. Una contraprogramación que evidenciaba la disconformidad del ministerio respecto a las decisiones de Madrid, de las que había sido previamente informado. Durante su rueda de prensa, el titular de Sanidad evitó lanzar reproches, pero sí remarcó que quería que la opinión pública conociera las "recomendaciones" que este jueves trasladó al Gobierno regional durante la reunión del Grupo Covid-19, el "espacio de colaboración" que acordaron crear Sánchez y Ayuso el pasado lunes.

Pero es evidente que ni ha habido acuerdo ni ha funcionado la cooperación. Es más, con su comparecencia, Illa quería contrastar la posición del Gobierno —partidario de aplicar medidas mucho más duras, porque es lo que aconseja "la experiencia acumulada" en la lucha contra la pandemia y el criterio de los expertos— con la de la Comunidad de Madrid, que ha optado por una mínima vuelta de tuerca: cerrar perimetralmente ocho zonas básicas de salud, con 167.381 habitantes, por lo que serán en total 45 zonas y más de un millón de vecinos los afectados por la limitación de la movilidad. Las nuevas ocho zonas confinadas son Panaderas, en Fuenlabrada; Miguel Servet y Doctor Trueta, en Alcorcón; García Noblejas, en el distrito madrileño de Ciudad Lineal; Vicálvaro-Artilleros, en el distrito de Vicálvaro; Orcasitas, en el distrito de Usera; y Campo de la Paloma y Rafael Alberti, en el de Puente de Vallecas.

Illa, durante su rueda de prensa, señaló que en la reunión de este jueves del Grupo Covid-19, el Gobierno formuló "cuatro recomendaciones" a la Comunidad de Madrid.

Una, que las restricciones anunciadas la semana pasada por la presidenta y que entraron en vigor el lunes (contenidas en la orden 1178/2020) se extiendan no solo a las zonas básicas de salud con una incidencia acumulada (IA) de 1.000 casos por 100.000 habitantes, sino a toda la ciudad de Madrid y a todos los municipios de la región que presentan una incidencia superior a los 500 positivos por cada 100.000 habitantes.

Medidas "de mínimos"

Es decir, que el ministerio aconsejó el cierre de la capital y de prácticamente toda la comunidad ya que, según el último informe del Gobierno de Ayuso, de entre las localidades de más de 50.000 habitantes, solo Boadilla del Monte, Pozuelo de Alarcón, Rivas-Vaciamadrid, Las Rozas y Valdemoro tienen un registro inferior a 500 contagios por 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Illa recordó que esa cifra, 500 positivos por 100.000 habitantes, es el doble de la IA de todo el país, que ahora se encuentra en 283.

Segunda petición del ministerio: que se mantenga el permiso de libre circulación de personas en las áreas confinadas, pero que se establezca en la orden del Gobierno autonómico la "recomendación explícita de evitar todo movimiento innecesario", en estas zonas y en toda la región. Reclamación que ya había lanzado el martes en la SER y después tras el Consejo de Ministros.

Tres, que se prohíba el consumo en barra en toda la comunidad autónoma, no en las zonas cerradas. Y cuatro, que en toda la región se restrinja la ocupación de las terrazas al 50%. "Ya conseguimos en marzo y abril doblegar la curva, y lo volveremos a conseguir. Se trata de actuar con responsabilidad, y también con mucha determinación, de tomar el control de la pandemia, y también lo vamos a conseguir, si hacemos lo que tenemos que hacer, en Madrid", subrayó Illa. El titular de Sanidad reiteró, para no restar ni un ápice de gravedad a su alocución, que vienen "semanas muy duras en Madrid", por lo que "no hay otro atajo" que el de actuar rápidamente y con firmeza. "No vale un cierto gradualismo", se impone la "determinación", dijo una y otra vez.

El ministro, a lo largo de su breve comparecencia en la Moncloa, insistió en que es la Comunidad de Madrid a quien le corresponde adoptar las medidas, pero el Gobierno también quería explicitar sus recomendaciones, que son las acciones "de mínimos" que cree que habrían de tomarse en la región. Su departamento se negaba este jueves a revelar esas recomendaciones, precisamente para dejar un margen de confianza al Ejecutivo autonómico y no "distorsionar" el ambiente entre las dos administraciones. Este viernes, cuando se conoció que esas peticiones eran desoídas, el Gobierno dio un paso al frente para hacer ver a la ciudadanía las diferencias abismales entre los dos gabinetes a la hora de atajar el avance del covid.

"Espíritu constructivo y de lealtad"

El ministro subrayó que el Gobierno seguirá atendiendo las reuniones del Grupo Covid-19 con un "espíritu constructivo y de lealtad", pero también "de mucha claridad". O sea, verbalizando aquello con lo que no está conforme. Sin embargo, ese espacio conjunto queda tocado, al evidenciarse las discrepancias de manera nítida. Illa evitó lanzar reproches a Ayuso, remarcando que todas las comunidades están actuando para luchar contra la pandemia, pero preguntado en varias ocasiones por los periodistas si el Ejecutivo tomará las riendas en caso de que las medidas no funcionen y la situación epidemiológica no mejore, dejó este aviso explícito: "Sobre lo que va a pasar en los próximos días, vamos a ir viendo". Es decir, el Gobierno ya no descarta intervenir.

En las 45 zonas básicas de salud que desde el lunes estarán 'cerradas', no se podrá salir ni entrar salvo para ir a trabajar, a llevar al niño al colegio, ir al médico o motivos esenciales. Dentro de las áreas perimetradas, hay libertad de movimientos y los negocios y restaurantes pueden abrir hasta las 22.00 horas al 50% de su aforo. Eso sí, los parques y jardines están cerrados, una medida que ha tenido una amplia contestación porque los contagios al aire libre son menos probables que en negocios cerrados como los casinos o los bares.

Con esta decisión, el Ejecutivo de Ayuso desoye claramente la petición del Gobierno central de que adopte medidas más drásticas que afecten a toda o gran parte de la Comunidad de Madrid, para frenar el gran avance del virus en la autonomía. También diversos médicos y especialistas se han mostrado a favor de que se aumenten las restricciones en la región con más contagiados de toda Europa. Pero, a diferencia de lo que ocurrió la semana pasada, cuando el Ejecutivo comentaba en privado que las medidas eran insuficientes, ahora ha preferido que se conozca que quiere ir más allá y es Ayuso quien lo frena.

La propia presidenta manifestó su queja en Twitter y subrayó que las medidas adoptadas por su Gobierno "son las adecuadas". "Test masivos, aforos, cuarentenas y el resto, a seguir adelante. Y Barajas...", escribió. Sin embargo, los cribados masivos en las zonas afectadas aún no han llegado, y los casos importados reconocidos por el propio Gobierno regional (los que han permanecido fuera de España en el periodo de incubación de la enfermedad) son solo 149, desde el 11 de mayo al 20 de septiembre.

Por su parte, el alcalde de Madrid y portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida, lamentó que Illa hubiera comparecido a la vez que el viceconsejero madrileño porque esa imagen "induce a la confusión y a un enfrentamiento que no beneficia a nadie". Almeida se preguntó por qué se le pide a Madrid más que a otras regiones de España que también tienen más de 500 positivos de covid por 100.000 habitantes.

"Navarra tiene una tasa superior [...]. Por eso digo que se abunda en una idea de enfrentamiento que no beneficia a los ciudadanos", indicó en RNE, informa Pilar Santos. La IA de Navarra es de 658,81 positivos por 100.000 habitantes, y la de Madrid, de 746,15. Almeida apuntó que las autoridades que disponen "mejores datos" son las de Madrid, porque "están a pie de calle". "Lo que han hecho es un ejercicio de coherencia con las decisiones tomadas la semana pasada", añadió.